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  • Además, estaré muerto [Meehan Crist]

    Además, estaré muerto [Meehan Crist]

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    [Esta es una traduccción de este artículo de Meehan Crist aparecido en London Review of Books. Se trata de una reseña deThe Water Will Come: Rising Seas, Sinking Cities and the Remaking of the Civilised World, de Jeff Goodell.]

    Después del huracán Sandy en 2012, ayudé a una amiga a retirar la batería de su coche, guardarla en una mochila y arrastrarla hasta Wall Street. El metro estaba inundado, así que cruzamos el río Este hasta el centro de Manhattan en ferry, en el que la marca del agua, gris y embarrada, atravesaba las paredes y ventanas de la planta baja. El océano había venido y se había ido, y las calles pútridas estaban desiertas. El aire desprendía un hedor salado y el único sonido era el del zumbido industrial de los generadores bombeando agua desde los sótanos inundados. La tubería naranja del acordeón serpenteaba dentro y fuera de los edificios anegados. Entramos al vestíbulo de un edificio de apartamentos donde los residentes deambulaban aturdidos y un hombre de uniforme exhibía un plato de fruta fresca, probablemente adquirida en algún lugar al norte, donde la gente aún tenía electricidad, agua corriente y la absurdez del brunch. Una amiga parapléjica del piso superior necesitaba la batería del coche para su ventilador. Los ascensores estaban fuera de servicio, así que subimos andando los estrechos veinte tramos de escaleras, mientras iluminábamos nuestro camino en la oscuridad con antorchas. Dentro del apartamento, su amiga y una compañera, también parapléjica, habían abandonado sus sillas de ruedas motorizadas y yacían sobre sus camas en un salón soleado, riendo y conversando. No estaba claro cuándo volvería la electricidad, pero estaban planeando organizar una fiesta cuando las cosas regresasen a la normalidad. No creo que nadie en esa habitación captara completamente que el océano volvería para quedarse.

    El aumento global del nivel del mar es difícil de predecir para los científicos. No obstante, la tendencia es clara. Capas inmensas de hielo en Groenlandia y la Antártida han empezado a derretirse, en un fenómeno conocido como inestabilidad de las capas de hielo marinas, que las previsiones anteriores sobre el aumento del nivel del mar mundial no habían considerado. Cuando se redactó el Acuerdo de París hace poco más de dos años, la asunción fue sobre informes que defendían que  las capas de hielo se mantendrían estables y que los niveles del mar podrían aumentar casi un metro a finales de siglo.
    En 2015, la NASA estimó un mínimo de noventa centímetros. En 2017, un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la principal agencia científica sobre el clima en Estados Unidos, modificó las estimaciones de manera espectacular indicando que para 2100 el nivel del mar podría subir más de dos metros. El año pasado, un estudio estimó que si las emisiones de carbono continúan en los niveles actuales, para el 2100  el nivel del mar aumentará hasta tres metros. El aumento en el nivel del mar implica un aumento en la frecuencia de mareas ciclónicas (como por ejemplo el aumento de 2.7 metros que afectó gravemente a los barrios de Long Island y Nueva Jersey), pero también las áreas costeras bajas, desde Bangladesh a Amsterdam, estarán bajo el agua en menos de un siglo. Merece la pena recordar que dos tercios de las ciudades del mundo se asientan sobre el litoral. En un escenario de altas emisiones, el promedio de mareas altas en Nueva York podría ser superior a los niveles observados durante Sandy. Un aumento en los niveles mundiales del mar de 3 metros sumergiría por completo ciudades como Mumbai y una gran parte de Bangladesh. La pregunta ya no es si (ocurrirá), sino cómo de alto y cómo de rápido (sucederá).

    Jeff Goodell, que ha informado sobre el cambio climático durante años (sus libros anteriores incluyen How to Cool the Planet: Geoengineering and the Audacious Quest to Fix Earth’s Climate, y  Big Coal: The Dirty Secret behind America’s Energy Future), también estuvo en el Bajo Manhattan después del huracán Sandy, y la experiencia le espantó de tal manera que pasó los siguientes cuatro años tratando de comprender cómo las comunidades costeras harán frente al inevitable aumento del nivel del mar. Goodell viaja desde Norfolk, Virginia a los parques acuáticos de Rotterdam, hablando con científicos, políticos, arquitectos, artistas, refugiados y personas que viven a nivel del mar, donde las inundaciones periódicas ya son un hecho. Camina descalzo por las aguas contaminadas que inundan Miami Beach durante las grandes mareas, visita a una familia que vive en el ‘arrabal de aguas negras’ de Makoko, en las afueras de Lagos, y entrevista a Barack Obama durante su histórico viaje a Alaska. El libro narra al ritmo trepidante del periodismo de revista -algunas versiones de los capítulos aparecieron inicialmente en otras publicaciones como Rolling Stone-. Goodell se encuentra con personas con ideas visionarias, esquemas inseguros y cabezas asentadas sobre arenas movedizas. La mayoría de las veces el autor es un observador más que un polemista, pero su profunda preocupación resuena por todos los rincones, como cuando pregunta a Obama: «¿Cómo estimar qué hay de verdad en las acciones de América? Porque usted sabed lo que viene”. Este es un libro mojado y empapado. Allá donde Goodell va, el agua está subiendo. «Para cualquiera que viva en Miami Beach, el sur de Brooklyn, en Back Bay de Boston o cualquier otro barrio costero de poca altura, -escribe- la diferencia entre un metro de elevación del nivel del mar en 2100 y un metro y medio es la diferencia entre una ciudad humedad pero habitable y una ciudad sumergida… La diferencia entre un metro y algo más de un metro y medio es la diferencia entre una crisis costera manejable y un desastre de refugiados durante décadas».

    Esta no es la primera vez en la historia  de la humanidad que los niveles mundiales del mar han aumentado dramáticamente en un breve período de tiempo. La evidencia arqueológica muestra que cuando los glaciares se derritieron y los niveles del mar aumentaron al final de la primera Edad de Hielo, los humanos que vivían en el litoral se trasladaron tierra adentro. Pero la infraestructura costera actual es mucho menos móvil. «Es una terrible ironía el hecho de que es la misma infraestructura de la Era de los Combustibles Fósiles -el desarrollo de viviendas y oficinas en las costas, carreteras, ferrocarriles, túneles o aeropuertos- lo que nos hace más vulnerables», escribe Goodell. Los principales aeropuertos como JFK y el Aeropuerto Internacional de San Francisco probablemente estarán bajo agua dentro de cien años. La costa este de Reino Unido se transformará para siempre. El reactor nuclear Turkey Point de Florida, que se sitúa en una isla expuesta en Biscayne Bay, es una de las tragedias que están por venir. Se han invertido trillones de dólares en infraestructuras y economías costeras construidas sobre tierras que pronto se inundarán, y eso sin considerar la erosión de las carreteras y las playas, y el hundimiento de las propiedades a lo largo de las costas, lo que podría provocar quiebras económicas más dramáticas que la Gran Recesión. Hoy, más de 145 millones de personas en todo el mundo viven a un metro o menos del nivel del mar, muchas en países pobres del sur global. «A medida que las aguas suban», escribe Goodell, «millones de estas personas serán desplazadas, muchas de ellas en países pobres, creando generaciones de refugiados climáticos que harán que la actual crisis de refugiados sirios parezca una obra teatral de instituto». No hay ninguna duda de que el aumento en el nivel del mar reconfigurará la civilización humana.

    Goodell se centra en la ciudad, esa unidad de organización humana lo suficientemente pequeña como para tener líderes locales capaces de coordinar acciones y lo suficientemente grande como para parecer organizada por fuerzas más allá del control humano. A lo largo de sus viajes, la presuntuosa y brillante ciudad de Miami se mantiene en su visión periférica. La más estadounidense de las ciudades es joven, ya que se construyó en el último siglo, cuando los promotores convirtieron pantanos y costas en un patio de recreo para una generación que apreciaba lo que habían sido zonas yermas como un lugar para sombrillas, bocadillos y ocio. «El negocio principal de Miami es el inmobiliario y el turismo», escribe Goodell. «Es un imperio de propiedad y placer”. Los inmuebles siguen siendo el motor económico de Miami, donde las propiedades se venden y revenden tan rápido que «nadie quiere gastar el dinero en construir una ciudad más resiliente porque nadie quiere asumir el riesgo». El auge inmobiliario actual está ligado a la estabilidad de la liquidez de los compradores extranjeros en condominios; gran parte del dinero proviene de productos básicos como el petróleo, lo que la convierte en «una ciudad que literalmente se está ahogando como resultado de la combustión de los combustibles fósiles que la enriquecieron». Miami ahora está atrapada en una paradoja mortal: el desarrollo costero debe continuar para mantener la ciudad en funcionamiento, pero desarrollar la costa es una temeridad suicida frente al aumento del nivel del mar. A lo largo de la costa y en las zonas bajas de Everglades, los edificios y las infraestructura fundamentales están amenazadas. «Temo que mi gente va a perder todo», dice Xavier Cortada, artista e hijo de refugiados cubanos que en su comunidad trata de crear conciencia sobre los riesgos del aumento del nivel del mar. Y sin embargo, el crecimiento continúa. Como un agente inmobiliario apopléjico, dice Goodell después de una conversación sobre si se debería exigir a los intermediarios que revelasen los riesgos de inundación, “Eso sería una idiotez… Simplemente acabaría con el mercado”.

    Goodell dibuja un retrato convincente de una ciudad paralizada por conflicto de intereses, avaricia y un ejercicio de negación profunda. En un hecho que describe como testimonios breves para la intelligentsia del aumento del nivel del mar, un geólogo de la Universidad de Miami explica con franqueza a una mesa de agentes inmobiliarios de Florida que el nivel del mar podría subir más de cuatro metros y medio en los próximos ochenta años. Un agente inmobiliario vestido con un caro atuendo en la mesa responde como un niño de seis años al borde de una rabieta: «Esto no puede ser un festival del miedo ¿Por qué todos están metiéndose con Miami?”. En una inauguración de arte (de Michele Oka Doner, cuya línea de trabajo gira sobre el cambio climático), Goodell logró acorralar a Jorge Pérez, un magnate inmobiliario de Miami y un influyente donante del Partido Demócrata. Le preguntó si le preocupaba que las inundaciones pudiesen afectar al valor de su imperio, Pérez respondió: «No, no estoy preocupado…Creo que en veinte o treinta años, alguien encontrará una solución para esto… Además, para entonces estaré muerto, así que ¿qué importa? » Esta respuesta despreocupada refleja un sentimiento común: alguien nos va a salvar. Goodell escribe, «En Miami como en cualquier otra ciudad, hay esperanza en que si el nivel del mar aumenta con la lentitud suficiente, la política de negación se desgastará e incentivará  la innovación y el pensamiento creativo, y toda la crisis será manejable”

    La velocidad a la que sube el nivel del mar es tremendamente relevante para las ciudades costeras, dado que un aumento lento y progresivo podría permitir estrategias de adaptación como una retirada planificada de las costas o la elevación las ciudades (en la década de 1860, la ciudad de Chicago fue elevada algo más de dos metros para hacer frente a  inundaciones y problemas de alcantarillado), o macroproyectos de ingeniería para desviar el agua del mar en áreas muy pobladas. La relación entre el agua y la tierra no es la misma en Amsterdam que en Yakarta o Lagos, de modo que las estrategias que se propongan también deben ser distintas. En Nueva York, los urbanistas están considerando un dique conocido como la Gran U alrededor del Bajo Manhattan, pero un muro no funcionará en Miami, construida sobre piedra caliza porosa. En Venecia, las elegantes barreras MOSE (Modulo Sperimentale Elettromeccanico), diseñadas ajustándose a  los canales, suben y bajan con las mareas para evitar inundaciones. Pero el proyecto de 6 mil millones de dólares aún no está concluido (y casi se frustró por la corrupción) y el mantenimiento costará entre 5 y 80 millones de dólares al año, dependiendo de la frecuencia con que se levanten las barreras. Cuando Goodell pregunta a un representante de la empresa de ingeniería qué aumento de los niveles del mar pueden soportar las barreras, queda estupefacto al escuchar que aproximadamente medio metro. MOSE podría ser inútil en 2050. «Después de eso», responde con naturalidad, «el mar llegará desde otros lugares… No hay nada que podamos hacer para detenerlo». La barrera del Támesis en Londres próximamente necesitará ser sustituida, pero por el momento los responsables se abstienen dado que la vasta infraestructura es “muy costosa, su construcción se extenderá en el tiempo y no es muy flexible a las condiciones cambiantes”.

    El precio que paguen las comunidades costeras dependerá de las facilidades de sus habitantes para dejar atrás el status quo. En Toms River, Nueva Jersey, una versión obrera de Miami ubicada sobre una fina isla de arena frente al Atlántico y propensa a las inundaciones, el huracán Sandy destruyó diez mil viviendas. Al año siguiente, un equipo de científicos e investigadores de la Universidad de Rutgers trabajó con el personal gubernamental y la comunidad para elaborar un plan del futuro:

    El equipo de Rutgers quería crear un espigón o pasaje interior para conectar la costa con el planeado Pine Barrens, un área boscosa con un ecosistema costero único (orquídeas y plantas carnívoras), permitiendo la fácil circulación de personas hasta el campo. Idearon conectar la playa con las áreas del interior por medio de nuevos sistemas de transporte más adaptados a la subida del nivel del mar, incluyendo tranvías aéreos y taxis acuáticos. Imaginaron además que a medida que subiese el mar en Pine Barrens,  el turismo de playa transitaría a un tipo de ecoturismo más sostenible, incluyendo senderismo, ciclismo y observación de aves. El plan incluía cinco mil nuevas viviendas en terrenos más altos para facilitar la transición fuera de la costa… se había comenzado a transformar la ciudad en un lugar que pudiera prosperar en un mundo de mares crecientes y tormentas cada vez mayores.

    Goodell habla con admiración de estos visionarios arquitectos y urbanistas, pero actuar a largo plazo y a gran escala implica a corto plazo costes económicos, políticos y personales que actúen como potentes desincentivos. En Miami, sigue siendo un suicidio político sugerir acciones que socaven el mercado de la vivienda. En Toms River, los habitantes a los que les gustaba sus casas junto al mar y “votaron dos a uno a favor de Trump”, optaron por utilizar el dinero federal para reconstruir la ciudad a semejanza de la anterior.

    Incluso si una ciudad puede aunar los recursos y la voluntad política necesaria para proyectos de adaptación, persiste una razonable inquietud sobre quiénes serán protegidos. En Nueva York, la Gran U desviaría el agua del centro financiero del Bajo Manhattan, pero el agua desviada se vertiría a lo largo del muro. Quién estaría protegido y quién sería perjudicado continua siendo una pregunta abierta. A escala global, el aumento del nivel del mar es inherentemente injusto. El uso de combustibles fósiles por una escasa minoría de la humanidad está promoviendo el deshielo, y el agua no aumentará de manera homogénea en todas las costas. En Bangladesh la tierra se está sumergiendo, por lo que el mar se elevará más que en otros puntos. El deshielo de Groenlandia tendrá un mayor impacto en el hemisferio sur, mientras que el de la Antártida tendrá un efecto más notable en el norte. «Los científicos denominan a este efecto regional huella dactilar», escribe Goodell. «Las capas de hielo se derriten y su masa disminuye, lo que reduce su atracción gravitacional sobre el agua que las rodea. Esto lleva a que el nivel del  mar baje en el área inmediatamente adyacente, pero esa reducción empuja al agua hacia el lado opuesto de la Tierra”.Mientras que el deshielo de los glaciares en la Antártida Occidental causaría un aumento medio de tres metros en los niveles globales del mar, en la costa de Nueva York el incremento sería de 4 metros, que es muy superior a lo que cualquier ciudad costera puede amortiguar. Para los isleños del Pacífico en lugares como Kiribati y las Islas Marshall, la amenaza es existencial.

    *

    El aumento del nivel del mar es un problema para el que la humanidad está particularmente poco preparada. No se nos da bien pensar en escalas geológicas de tiempo y no estamos hechos para tomar decisiones sobre amenazas apenas perceptibles que se aceleran gradualmente con el tiempo. Para ayudar a explicar la inacción frente al aumento del nivel del mar Goodell recurre, como tantos otros, a las cinco etapas del duelo descritas por la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión, y aceptación. Sugiere que, al menos en Miami, la negación está dando paso a la ira y la negociación con un trasfondo temeroso. Pero el paradigma clásico sobre el duelo, en el que la ausencia del objeto de apego debe llorarse, no se corresponde claramente con la experiencia de vivir en una ciudad que pronto puede quedar sumergida. Al leer esto, me pareció que hay otro paradigma psicológico que podría encajar mejor y al que se alude menos frecuentemente  en las discusiones sobre el luto climático. En la década de 1970 Pauline Boss, que estudiaba a familias de los soldados que habían desaparecido en combate, acuñó el término pérdida ambigua para referirse al dolor pausado secundario a una pérdida sin cierre o en circunstancias desconcertantes.

    Boss describe dos tipos de pérdida ambigua: cuando el objeto está físicamente ausente pero psicológicamente presente (como los soldados caídos en combate), y cuando el objeto está físicamente presente pero ausente psicológicamente (como las personas enfermedad de Alzheimer). El primero ayuda a ilustrar el dolor que a menudo experimentan los refugiados climáticos. ¿Cómo llorar un hogar que se sumerge bajo un mar lejano, pero permanece psicológicamente presente? El segundo tipo es aplicable a la experiencia de vivir en un área amenazada por un aumento en los niveles del mar. El objeto de apego está todavía presente, pero va desapareciendo lentamente. ¿Cómo lloras la pérdida de alguien cuya mano aún puedes sujetar? ¿Cómo lloras por un hogar vulnerable a las inundaciones pero que aún no se ha hundido? Las analogías no son perfectas, pero estas situaciones ponen de relieve que el duelo por el clima puede ser perversamente difícil. Cuando una persona amada desaparece lentamente en la niebla de la senectud el desenlace es conocido. Con el aumento de los mares, el final es aún desconocido. ¿Un metro? ¿Dos metros y medio? El dolor se paraliza por la incertidumbre ¿Para qué contingencia debe prepararse usted y su comunidad? ¿Qué dejar atrás para avanzar?  El incentivo para ver y esperar es poderoso. Sin embargo, esperar a que en 2100 el nivel del mar aumente un tercio o medio metro comienza a parecerse a un autoengaño, y un lujo para quienes pueden elegir. Aferrarse a la vida en la costa es un ejercicio contraproducente. Para los políticos y los ricos que se enriquecen gracias al status quo, una  actitud expectante es inadmisible.

    En los próximos años, a medida que ciudades de todo el mundo precisen ser levantadas, reconstruidas, amuralladas frente al mar o abandonadas, millones de personas serán desplazadas, empobrecidas y abandonadas a su suerte por gobiernos que no quieren o no pueden ayudarlas. Conduciendo a lo largo de la costa de Jersey, Goodell escucha en la radio a un hombre llamado Anthony Caronia suplicándole al gobierno la compra de su casa para así poder trasladarse a terrenos más altos:

    ¡Soy honesto contigo, me rindo!… Esto no está bien. Esto no es justo. Se necesita hacer algo hoy. Hoy. Por favor, compréndanme – esto es un grito de ayuda. Para todas y cada una de las personas de Estados Unidos que están escuchando, el Sr. Anthony Caronia le ruega al Estado de Luisiana y al gobierno de los Estados Unidos que vengan a comprar mi casa. Por favor, ahórrenle a mi familia el sufrimiento. Por favor, compréndanme. Estoy listo para irme. Pido ayuda.

    Goodell escribe con piedad y claridad: “No todos van a salvarse. Las personas pudientes se las arreglarán, ya sea mudándose, elevando sus viviendas, construyendo diques o simplemente deshaciéndose de sus casas mientras desaparecen en el mar, pero para la gran mayoría de las personas que viven en las costas, el día que se despierten y se den cuenta de que el gobierno estatal o federal no tiene el dinero o la voluntad política para rescatarlos será un día terrible”. En un inmenso suburbio de las afueras de Lagos donde las casas se elevan en pilotes sobre agua sucia y solamente son accesibles en barco, ”las viviendas serán cortadas o quemadas y los residentes se verán obligadas a vivir en las calles o a encerrarse en edificios que, como prácticamente todos los edificios en Lagos, se han construido a nivel del mar y por tanto, están sentenciados en los próximos años, creando una nueva generación de refugiados”. No tiene pelos en la lengua: ”estos refugiados pagarán la estupidez y la avaricia de otros con la salud de sus hijos y sus vidas brutalmente acortadas”. Ya está en marcha la mayor migración humana desde el final de la primera Edad de Hielo, y aunque las personas no son agua (la novela favorita de Steve Bannon es una fantasía racista que describe a los migrantes como una inundación), no es difícil imaginar cada vez más gobiernos nacionalistas aliándose con el cierre de fronteras como medida salvaje frente a las inundaciones.  

    Este melancólico libro no está exento de resquicios de esperanza. Goodell escribe en términos nostálgicos sobre un pasado en el que las personas convivían con el agua, no en oposición a ella. Mirando hacia el futuro, está enamorado de la escuela flotante del arquitecto nigeriano Kunlé Adeyemi en Makoko, «una estructura asombrosamente simple y elegante, que sugiere que podríamos resolver el conflicto de vivir con el agua si solo lo pensamos un poco diferente». Entrena su mirada en Rotterdam, una ciudad joven construida para adaptarse quizá mejor que ninguna otra al aumento del nivel del mar. Las últimas páginas del libro abrazan la idea de que las personas pudieran unirse para compartir recursos y trabajar para salvarse mutuamente. El arquitecto paisajista holandés Adriaan Geuze compara la reconstrucción global de las costas con otras catástrofes transformadoras como el Dust Bowl* de la década de 1930, “un desastre natural parcialmente fruto de la acción del hombre que cambió profundamente la geografía de América y que amplió la responsabilidad del gobierno para garantizar el bienestar de sus ciudadanos a largo plazo, incluso de las personas más vulnerables». Geuze asegura a Goodell que lo que está por venir requerirá un replanteamiento del contrato social entre el gobierno y sus ciudadanos. La respuesta de Goodell es cauta: «Quizá lo haga».

    Lo que sucederá en los próximos ochenta años está lejos de ser conocido con certeza. Hay un punto crítico después de que las capas de hielo se derritan por completo -Groenlandia alberga suficiente agua como para elevar el nivel del mar más de seis metros y medio- pero los investigadores desconocen dónde se encuentra exactamente ese punto. En enero, la NOAA publicó un revelador informe sobre el aumento del nivel del mar considerando el estado actual de deshielo, y las previsiones duplican el valor medio pronosticado en el Acuerdo de París, de 0.7 a 1.5 metros. La conclusión de Goodell es muy clara: «Si queremos minimizar el impacto del aumento del nivel del mar en el próximo siglo, aquí está el cómo: abandonar los combustibles fósiles y mudarnos a tierras más altas”. Si los humanos dejaran de usar combustibles fósiles por completo para 2050, podríamos hacer frente a un aumento del nivel del mar de 0.7-0.9 metros hacia finales de siglo. En lugar de 1.5 metros. O más de 3 metros. Pero el agua vendrá. El futuro depende de cómo la humanidad lo afronte.

    * N.T. Dust Bowl, literalmente Cuenco de Polvo, fue un desastre ecológico de los años 30 en los que una intensa sequía afectó desde México hasta Canadá.




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  • Uholdearen aurka – Manifestua euskaraz

    Uholdearen aurka – Manifestua euskaraz

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    Après moi le déluge! [Nire ostean, uholdea!] kapitalista den edonorren eta kapitalista den nazio ororen goiburua. Horregatik, kapitalak ez du langilearen osasuna ezta bere bizi iraupena ere kontuan hartzen, gizarteak horretara behartzen ez badu behintzat.
    Karl Marx

    Klima aldaketak eta bere ondorioek gure bizitzetan eragina handia izango dutela argi dago. Izan ere, neurri handiago edo txikiago batean gure bizitzako alor guztiak fenomeno global honegatik kaltetuak izanen dira, osasuna eta aisialditik hasi eta lana eta gizarte-antolakuntza moduak ere eraldatuz. Klima aldaketaren ondorioek, eta hau geldotzeko edo arintzeko martxan jarriko diren politika publikoek, gure gizartearen matrize teknologikoaren eta gehiengo baten bizi baldintzen aldaketa ekarriko dute. Jokoan dagoena aldaketa honen norabidea da: nola banatuko dira eraldaketa honen kostuak eta egon litezkeen onurak? Ahulenen bizi baldintzek okerrera egingo dute edota berdintasunezko gizarte zuzenago baterantz eramango gaituzte? Hau da mahai gainean dagoen eztabaida.

    Klima aldaketa eta bere ondorioen aurka borrokatzea gehiengo baten ongizatea helburutzat duten mugimendu sozial guztien lehentasuna izan behar dela uste dugu, iraultzaileak zein erreformistak izan. Gaur egun, klima aldaketaren aurka egitea eta hau eragiten duen gizarte kapitalistaren aurka egitea bat baitatoz. Kapitalak ez du langilearen osasuna zein bere bizi iraupena konatuan hartzen, ezta planetaren baldintza ekologikoak ere, gizartea hauen menpekoa bada ere. Behetik hasitako ekintza kolektibo eta antolatuek bakarrik ahalbidetuko digute datorren uholdetik bizirik ateratzen.

    Contra el diluvio klima aldaketaren eta bere ondorioen aurkako mugimenduei laguntza emateko saiakera xume bat bezala jaio zen. Horretarako, honez gero existitzen diren mugimendu sozialetan interesa duten pertsona eta taldeen artean, klima aldaketaren ondorio sozialak ezagutaraztea dugu helburu. Idatzizko testuen sorkuntza eta itzulpenaren bidez, hitzaldi eta eztabaidak antolatuz eta klima aldaketa eta bere ondorio sozialei buruzko informazioa bildu eta zabalduz, beti ere, modu eskuragarri baina zehatz batean.
    Badugu zeregina.

    [Gracias a Jon Cadierno por la traducción.][/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

  • ¡Primera excursión divulgativa de Contra el diluvio! ¡Parque Nacional Sierra de Guadarrama!

    ¡Primera excursión divulgativa de Contra el diluvio! ¡Parque Nacional Sierra de Guadarrama!

    ¡Se convoca la primera excursión divulgativa diluvier! El domingo 15 de abril, si la meteorología lo permite, un grupo de diluvistas irá de excursión al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. El objetivo de la excursión es echar un día en el campo y hablar sobre cómo afecta el cambio climático a ecosistemas singulares como la alta montaña en la región mediterránea.

    La idea es que la excursión tenga una huella de carbono lo más baja posible, así que iremos en tren. Esto tiene, por un lado, la ventaja de que el viaje es larguísimo y da tiempo a hablar mucho. Y, por otra, que es extremadamente bonito y agradable. ¡Y, si nos juntamos un grupo grande, es incluso barato!

    El plan de la excursión sería el siguiente:

    8.53: Salida de Atocha Cercanías.

    9.15: Salida de Chamartín con destino Cercedilla y Cotos (final de trayecto).

    11.16: Llegada a Cotos.

    11.16-12.00: Café en Cotos.

    12.00-16.00: Excursión con visita a tres estaciones de medición meteorológica y refugio Zabala. (Aproximadamente esta: https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/lagunas-de-penalara-laguna-grande-penalara-desde-puerto-de-cotos-4761363)

    17.43: Vuelta a Madrid desde Cotos.

    Ahora, no vamos a ir solo para dar un paseo (que no sería poco): nuestra intención es dedicar el tramo de viaje entre Chamartín y Cercedilla (unos 50 minutos) a una breve charla introductoria + debate sobre el cambio climático y sus consecuencias sociales. Además, un experto especialista en ecosistemas dará una charla en el refugio Zabala* sobre cómo afectará al parque natural el cambio climático. Las actividades son aptas para infantes de prácticamente cualquier edad. Importante calzado y ropa cómoda, campestre, montañera, abrigadita.

    Es decir, ¡una excursión y dos charlas! No os habéis visto en una igual.

    En cuanto a la comida, en principio cada uno llevará lo suyo. En Cotos hay una cafetería, la de Renfe, y un bar, Venta Marcelino, donde se pueden comprar bocadillos. Salvedades: quien quiera comida vegana y no piense llevar bocadillo que nos lo diga antes e intentaremos apañar algo con el bar.

    ¡El viaje! Si vamos en tren un grupo de más de diez, sale a 10 euros. Pero tenemos que saber de antemano cuánta gente vendrá. También hay que avisar al parque del grupo, por lo que os pedimos, suplicamos, que nos escribáis un correo indicando si venís, cuánta gente sois y, además, que pongáis 5 euritos de los 10 que tendremos que pagar por los billetes. Por paypal en el botoncito de abajo o por transferencia a la cuenta ES2330250900881400008864. Los otros 5 los pagáis el día mismo de la excursión y ya está. Si se cancela por mal tiempo lo devolveremos todo puntualmente el mismo día 15 de abril.





    Y esto es todo, preguntas y dudas, al correo o al twitter. ¡Tenemos muchas ganas!

    *Si hace mal tiempo para estar escuchando a alguien hablar al aire libre pero no tanto como para suspender la excursión, intentaremos dar esta charla en una sala de la Venta Marcelino o en el tren de vuelta.

  • El espíritu de 2025 – La revolución contra el cambio climático [charla]

    El espíritu de 2025 – La revolución contra el cambio climático [charla]

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    Dejamos aquí el audio de la charla que dimos en la Universidad Autónoma de Madrid el lunes 19 de marzo, en el marco de la Semana de la Ciencia Indignada. También tenéis el hilo de twitter en el que fuimos retransmitiendo la charla.

    https://twitter.com/i/moments/975736919551246336

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  • Aquí antes nevaba todos los años IX

    Aquí antes nevaba todos los años IX

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    Cortísima newsletter informativa de cosas que hemos hecho y cosas que haremos desde la última, hace dos semanas:

    Hemos publicado nuestro manifiesto en gallego, ¡viva! Si eres galegofalante, enhorabuena: hoy puedes leer nuestro manifiesto en tu lengua materna. Si no, ¡hoy es un buen día para empezar!

    Además, escribimos un texto sobre feminismo y cambio climático con motivo del 8 de marzo, en el que exponemos cómo el cambio climático es, como tantos otros, un problema con una importante componente de género.

    ¿Por qué insistimos en que es crítico el cambio climático en mujeres?
    Ahí van algunos datos:
    ·Las mujeres y niños representan la mayoría de muertes  causadas por catástrofes relacionadas con agua, es decir, ellas realizan la mayor parte de tareas relacionadas con el agua pero apenas deciden en las políticas en la materia.
    ·Aproximadamente el 70% de las personas que viven bajo el umbral de pobreza en el Norte económico global y por tanto más vulnerables, son mujeres.
    · Si analizamos por ejemplo los datos de África solo el 15% de las superficies de cultivo en África subsahariana están administradas por mujeres y por tanto carecen del recurso de resiliencia que supone la tierra para adaptarse al futuro. En India el 13% y se reduce hasta un 9% en Indonesia.

    Eso en cuanto a las últimas dos semanas (hay más, hay más cosas que iremos desvelando en su debido momento).

    En cuanto al futuro, mañana lunes 19 de marzo participaremos en una charla en la Semana de la Ciencia Indignada de la Universidad Autónoma de Madrid. Hablaremos del Espíritu de 2025: el gran movimiento que es necesario construir para empezar a poner freno al cambio climático, y cómo vemos que podría articularse. Será a las 13.30 en el Módulo 00, en el campus de Cantoblanco.

    Las únicas soluciones realistas contra el cambio climático son las que ahora se consideran poco realistas. Esto es cierto tanto en el largo como en el corto plazo. A largo plazo la supervivencia de la humanidad tal y como la conocemos pasa por la abolición del capitalismo. No en un futuro distante, sino en la vida natural de las personas que ya habitan este planeta. A corto plazo las estrategias de adaptación y mitigación deben empezar lo antes posible y ser lo más agresivas posibles. Lo que hagamos en los próximos cinco, diez, quince años puede ser determinante para el próximo siglo y más allá.

    ¡Y hasta aquí por hoy! ¡Pronto más!

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  • Contra o diluvio – Manifesto en galego

    Contra o diluvio – Manifesto en galego

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    Après moi le déluge! [Logo de min, o diluvio!] é o lema de todo capitalista e de toda nación capitalista. Por iso o capital non leva en consideración a saúde nen a duración da vida do obreiro, agás que for obrigado pola sociedade.

    Karl Marx

    Hai pouca dúvida de que o que resta das nosas vidas estará marcado pola mudanza climática e as súas consecuencias. Non haberá practicamente esfera da vida que non se vexa afectada con maior ou menor intensidade por este fenómeno global, da saúde até o lecer, pasando polo traballo e as formas de organización social. As consecuencias da mudanza climática e das políticas publicas que se puxeren n andamento para a minorar ou a paliar van implicar unha mudanza da matriz tecnolóxica da nosa sociedade e das condicións de vida da grande maioría. O que entra en xogo é o sentido desa mudanza: como se vai facer partilla dos custos e dos posibeis beneficios desa transformación. Implicará un empeoramento das condicións de vida dos de abaixo ou  levaranos para unha sociedade mais igualitaria e xusta?  Esta é a cuestión sobre a mesa.

    Acreditamos en que a loita contra a mudanza climática e as súas consecuencias ten que ser unha prioridade  de todos os movementos sociais que teñan o benestar da maioría no seu albo, sexan revolucionarios foren reformistas. Actuarmos contra a mudanza climática é hoxe en día inseparábel de actuarmos contra a sociedade capitalista que a produce. O capital non  leva en consideración a saúde nen a duración da vida do obreiro, nen tampouco as condicións ecolóxicas do planeta, das que aquela depende. Só a acción colectiva e organizada dos de abaixo permitirá sobrevivir o diluvio que xa chega.

    Contra o diluvio nace como un modesto intento de achega a un movemento contra a mudanza climática e as súas consecuencias. Para elo propoñémonos facer coñecer as consecuencias sociais da mudanza climática entre as persoas e colectivos interesados nos movementos sociais existentes, mediante a produción e tradución de materiais escritos, a organización de palestras e debates e a recopilación de información sobre a mudanza climática e as súas consecuencias sociais dun xeito accesíbel mais rigoroso.

    Temos traballo.

    [Gracias a Tawil por la traducción.][/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

  • Feminismo y cambio climático

    Feminismo y cambio climático

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    El día 8 de Marzo tenemos una oportunidad para reflexionar sobre la escasa representación femenina en todos los ámbitos. Queremos poner el foco especialmente en las esferas científicas y en las cumbres climáticas.

    Mencionamos continuamente en el blog al IPCC ya que es el grupo que aglutina distintos sectores  y ramas del conocimiento para analizar y establecer estrategias de respuesta al Cambio Climático. Esta organización, a pesar de ser una de las que más considera la perspectiva de género, nos puede servir como un oportuno ejemplo de lo mucho que queda por hacer.

    Afortunadamente se han producido aumentos, aunque modestos, en la participación de mujeres en el panel; sin embargo resulta significativo ver como en las encuestas hechas por Miriam Gay-Antaki y Diana Liverman, las contestaciones de las mujeres expertas reseñan su falta de comodidad, e incluso destacan que no tienen casi nunca la palabra.

    Sabemos qué sucede cada vez que se establecen reuniones para la toma de decisiones significativas, como comentaba Cristina Monge en Efe Verde:

    “La ausencia de mujeres en estos foros de debate y toma de decisión supone directamente que su visión no aparezca en una normativa tan transcendental.”

    Y es que ha sucedido lo mismo en España, el Gobierno está elaborando una Ley de Cambio climático y Transición Energética y en las jornadas para su preparación de 75 participantes solo 13 eran mujeres.

    Es más difícil adquirir poder si eres mujer y ser agente de transformación, pero además somos las principales víctimas del cambio climático.

    ¿Por qué insistimos en que es crítico el cambio climático en mujeres?

    Ahí van algunos datos:

    •  Las mujeres y niños representan la mayoría de muertes  causadas por catástrofes relacionadas con agua, es decir, ellas realizan la mayor parte de tareas relacionadas con el agua pero apenas deciden en las políticas en la materia.
    •  Aproximadamente el 70% de las personas que viven bajo el umbral de pobreza en el Norte económico global y por tanto más vulnerables, son mujeres.
    •  Si analizamos por ejemplo los datos de África solo el 15% de las superficies de cultivo en África subsahariana están administradas por mujeres y por tanto carecen del recurso de resiliencia que supone la tierra para adaptarse al futuro. En India el 13% y se reduce hasta un 9% en Indonesia.

           WeDo.Infographic: Gender and Climate Change: A Closer Look at Existing Evidence. 2016 (la infografía entera cubre todos los continentes, muy recomendada).

    Las actividades de las mujeres en la producción de alimentos, gestión de comunidades, recursos naturales y biodiversidad, junto con educación de niños y cuidado familiar, las sitúa en el centro fundamental del desarrollo.

    En este punto, el ecologismo y el feminismo se reúnen en torno al ecofeminismo, una filosofía y una práctica que entiende que el capitalismo y el patriarcado han desarrollado un sistema de explotación sobre las mujeres, los pueblos colonizados y la naturaleza, subordinando las tareas que sostienen la vida a la esfera productivista económica. Frente al desprecio por nuestra doble dependencia: a otras personas y a la naturaleza, necesitamos un enfoque que pongan los cuidados y lo cotidiano en el epicentro de la vida pública.

    Es esencial que las consecuencias del cambio climático no nos lleven a que sectores que ya están marginados de las comunidades sufran una privación aún mayor de recursos y derechos.

    Porque somos la mitad del mundo. Porque entendemos que la lucha contra el cambio climático va de la mano del feminismo. Mañana 8 de marzo huelga laboral, de consumo, de cuidados y estudiantil.

    Nos vemos en las calles.

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  • Aquí antes nevaba todos los años VIII

    Aquí antes nevaba todos los años VIII

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    ¡Marzo! ¡Se acaba en breve el invierno, empieza la primavera, seguimos haciendo cosas! ¡Pocas, muchas, depende!

    Empecemos con un breve repaso al frío/calor de estos días: ha hecho frío. Mucho. Mucho, mucho. Tanto, como para que el cultivo de desinformados climáticos (pocos) o malintencionados petrolófilos (más) haya sido bastante abundante. ¡El atontao climático, el único mamífero que prospera con el frío!

    Sin embargo, recordemos que esto ya pasó hace mes y medio y ya lo explicamos. Efectivamente, tiene pinta de que el cambio climático también es (parcialmente) responsable del frío extremo de estos días:

    La zona azul es una región de bajas presiones, que normalmente (imagen de la derecha) está confinada al polo norte y alrededores (como mucho baja hasta una latitud de 60 grados). La latitud de Oslo, por ejemplo. Esto se debe a que en la capa superior de la troposfera hay permanentemente vientos muy fuertes (la corriente de chorro) circulando de oeste a este. En invierno, estos vientos son tan intensos que aíslan el aire frío en esa región. Sin embargo, si esta corriente se debilita, tenemos lo que se ve en la imagen de la izquierda: meandros, desplazamientos del aire frío a latitudes más bajas y de aire cálido a latitudes más altas. En lo que respecta al debilitamiento del vórtice polar (que ha ocurrido otras veces, la última vez que fue tan llamativo fue en 2014) y aunque hace falta más estudio, parece que el calentamiento del Ártico lleva a que disminuya la diferencia de temperatura entre el Atlántico y el polo, debilitando la corriente de chorro y, por tanto, permitiendo estas excursiones del aire frío a nuestras latitudes. 

    ¿Lo habéis guardado todas para responder al próximo listillo que venga a hacer la gracia de “no vendría mal un poco de cambio climático”? Seguimos. Ha dejado de nevar y ahora llueve. ¡Bienvenida sea la lluvia! No nos liquida la sequía, pero de algo sirve.

    Por desgracia, además de para aliviar muy ligeramente el déficit de agua que arrastramos, también ilustra uno de los problemas a los que nos enfrentamos con el aumento del nivel del mar: tormentas capaces de hacer mucho más daño, ya que estado base, el nivel medio del agua, es más alto. De forma que la ola que antes llegaba hasta el borde del paseo marítimo, ahora salta por encima de la barrera y se carga el chiringuito. Aquí está mejor explicado.


    ¿Y qué estamos haciendo nosotros? Pues lo que podemos. De momento, publicar este artículo sobre refugiados climáticos, escrito por Lidia Márquez García, que además de servir de introducción a uno de los problemas sociales que definirán el siglo XXI da bastantes enlaces para ampliar información.
    La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) los define como “alguien que se ha visto obligado a huir de su país debido a la persecución, la guerra o la violencia”. Esta descripción no incluye a quienes se ven obligados a abandonar sus hogares como consecuencia de los efectos del cambio climático y que para 2050 alcanzará los 200 millones. Esta cifra tiene un gran margen de error ya que depende de algunos aspectos como el desarrollo económico, el crecimiento de la población, el aumento de la temperatura y el momento y el grado que adquieran los efectos del cambio climático como, por ejemplo, el aumento del nivel del mar. De todos modos, la mayoría de los científicos/as afirman que los cambios en los niveles del mar en los próximos años obligarán a millones de personas, principalmente en Asia y África, a emigrar a otros lugares, probablemente a islas más cercanas y más grandes.
    Por si eso fuera poco, también traemos la traducción al catalán (¡gracias, Salvador!) de nuestro manifiesto:

    Contra el diluvi neix com un modest intent de contribuir a un moviment contra el canvi climàtic i les seves conseqüències. Per a això ens proposem donar a conèixer les conseqüències socials del canvi climàtic entre les persones i col·lectius interessats en els moviments socials existents, mitjançant la producció i traducció de materials escrits, l’organització de xerrades i debats i la recopilació d’informació sobre el canvi climàtic i els seus conseqüències socials d’una manera accessible però rigorosa.

    Tenim tasca. 

    Además, el 19 de marzo (dentro de la semana de la ciencia crítica en la Universidad Autónoma de Madrid, hora y lugar por confirmar), un miembro del colectivo dará una charla titulada Espíritu de 2025: la revolución contra el cambio climático. Pronto os contaremos más de esto.

    ¡Y ya está! ¡Unas fotos terroríficas para despedir la semana!

    Tengas un chiringuito en Cádiz o una casa en primera línea de playa en Boston, el consejo de nuestros expertos es el mismo: vende.

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  • Contra el diluvi – Manifest en català

    Contra el diluvi – Manifest en català

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    Après moi le déluge! [¡Després de mi, el diluvi!] És el lema de tot capitalista i de tota nació capitalista. Per això el capital no té en consideració la salut ni la durada de la vida de l’obrer, llevat que l’obligui a això la societat.

    Karl Marx

    Hi ha pocs dubtes que la resta de les nostres vides estaran marcades pel canvi climàtic i les seves conseqüències. No hi haurà pràcticament esfera de la vida que no es vegi afectada en major o menor mesura per aquest fenomen global, des de la salut fins l’oci, passant pel treball i les formes d’organització social. Les conseqüències del canvi climàtic, i de les polítiques públiques que es posin en marxa per alentir-lo pal·liar-lo, implicaran un canvi de la matriu tecnològica de la nostra societat i de les condicions de vida de la gran majoria. El que està en joc és el sentit d’aquest canvi: com es repartiran els costos i els potencials beneficis d’aquesta transformació. Suposarà un empitjorament de les condicions de vida dels de baix o ens portaran a una societat més igualitària i justa? Aquesta és la qüestió sobre la taula.

    Creiem que lluitar contra el canvi climàtic i les seves conseqüències ha de ser una prioritat de tots els moviments socials que tinguin el benestar de la majoria com a objectiu, ja siguin revolucionaris o reformistes. Actuar contra el canvi climàtic és, a dia d’avui, inseparable d’actuar contra la societat capitalista que el produeix. El capital no té en consideració la salut ni la durada de la vida de l’obrer, ni tampoc les condicions ecològiques del planeta, de les que aquella depèn. Només l’acció col·lectiva i organitzada dels de baix ens permetrà sobreviure al diluvi que s’acosta.

    Contra el diluvi neix com un modest intent de contribuir a un moviment contra el canvi climàtic i les seves conseqüències. Per a això ens proposem donar a conèixer les conseqüències socials del canvi climàtic entre les persones i col·lectius interessats en els moviments socials existents, mitjançant la producció i traducció de materials escrits, l’organització de xerrades i debats i la recopilació d’informació sobre el canvi climàtic i els seus conseqüències socials d’una manera accessible però rigorosa.

    Tenim tasca.

    [Gracias a Salvador Lladó por la traducción.][/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

  • Refugiados climáticos

    Refugiados climáticos

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    Por Lidia Márquez García, estudiante del master internacional en biodiversidad marine y conservación de la universidad de Gante (Bélgica).

    El cambio climático afecta a un gran número de regiones en todo el mundo, desde un punto de vista medioambiental, cultural y político. Esto da lugar a una restricción de recursos como los alimentos y el agua, algo que no solo tiene una gran posibilidad de generar conflictos, sino que también está dando lugar a un gran número de migraciones. Estas personas que migran por efectos del cambio climático son conocidos con el nombre de refugiados/as climáticos o ambientales. Hasta el momento, ninguna institución oficial o intergubernamental, ni siquiera las Naciones Unidas, los ha reconocido como lo que son: personas que huyen de sus hogares sin posibilidad de regresar y que necesitan un lugar donde vivir. Entonces, ¿qué es un refugiado/a?

    La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) los define como «alguien que se ha visto obligado a huir de su país debido a la persecución, la guerra o la violencia». Esta descripción no incluye a quienes se ven obligados a abandonar sus hogares como consecuencia de los efectos del cambio climático y que para 2050 alcanzará los 200 millones((See, for example, N. Myers, “Environmental Refugees: A Growing Phenomenon of the 21st Century,” Philosophical Transactions: Biological Sciences 357, no. 1420 (2002): 609 and 611; and N. Myers and J. Kent, Environmental Exodus: An Emergent Crisis in the Global Arena (Washington, DC: Climate Institute, 1995), 149. The 2006 Stern Review maintains that the 150–200 million estimate in Myers and Kent (above) “has not been rigorously tested, but it remains in line with the evidence presented throughout this chapter that climate change will lead to hundreds of millions more people without sufficient water or food to survive or threatened by dangerous floods and increased disease.” See N. Stern, The Stern Review on the Economics of Climate Change (London: UK Government, 2006), http://www.hmtreasury.gov.uk/independent_reviews/stern_review_economics_clima te_change/stern_review_report.cfm (accessed 6 September 2008), 77.)). Esta cifra tiene un gran margen de error ya que depende de algunos aspectos como el desarrollo económico, el crecimiento de la población, el aumento de la temperatura y el momento y el grado que adquieran los efectos del cambio climático como, por ejemplo, el aumento del nivel del mar((For criticism of such estimates, see A. Suhrke, “Environmental Degradation and Population Flows,” Journal of International Affairs 47, no. 2 (1994): 478; S. Castles, Environmental Change and Forced Migration: Making Sense of the Debate, New Issues in Refugee Research Working Paper 70 (Geneva: United Nations High Commissioner for Refugees, 2002), 2–3; and R. Black, “Environmental Refugees: Myth or Reality?” New Issues in Refugee Research Working Paper 34 (Geneva: United Nations High Commissioner for Refugees (UNHCR), 2002), 2–8.)). De todos modos, la mayoría de los científicos/as afirman que los cambios en los niveles del mar en los próximos años obligarán a millones de personas, principalmente en Asia y África, a emigrar a otros lugares, probablemente a islas más cercanas y más grandes(( FrankBiermann&IngridBoas.2008.ProtectingClimateRefugees:TheCasefora Global Protocol, Environment:Science and Policy for Sustainable Development, 50:6, 8- 17.)).

    Norman Myers. Environmental Refugees. An emergent security issue. 13. Economic Forum , Prague. OSCE.May 2005; Liser, 2007.

    En los últimos años, investigadores/as y agencias humanitarias han tratado de abordar este problema haciendo hincapié en el hecho de que los «refugiados/as climáticos” no están

    incluidos en esta definición, lo que les hace caer en el vacío legal de la política internacional de refugiados/as y de inmigración. Esto implica que ninguna legislación internacional o nacional reconoce explícitamente este tipo de refugiados/as, siendo, el principal problema en este momento con el término en sí, que no hay marcos, protocolos, convenciones ni pautas específicas que brinden información, protección y asistencia a todos los inmigrantes de este tipo. Este problema debe abordarse con urgencia, ya que los desastres ambientales están generando enormes restricciones a las actividades humanas a través de cambios directos, que no solo expulsan a las poblaciones, sino que también dañan las oportunidades económicas locales. Como se esperaba, las personas más necesitadas son las más vulnerables en casos de migración y degradación ambiental debido a su alto contacto y dependencia del medio ambiente((Amber Jamil. Climate Refugees and International Law. The American Interest. [En línea] [Consulta: 20/02/2018].)).

    Igualmente, se ha visto que en áreas donde las personas se ven obligadas a luchar por los recursos, la posibilidad de conflictos armados es realmente alta. La guerra civil siria es un caso muy conocido en el que las condiciones del agua y el clima juegan un papel directo en el deterioro de las condiciones económicas en este país ya devastado((Peter H. Gleick. 2014. Water, Drought, Climate Change, and Conflict in Syria, American Meteorological Society, 0.1175/WCAS-D-13-00059.1.)). En otros casos como el de Tuvalu (Polinesia), las personas se ven obligadas a abandonar sus hogares debido al corte de agua corriente y buscan refugio en las islas más grandes, siendo la reubicación casi la única opción. Si estas personas deciden migrar a Fiji, la isla más grande y más cercana, no tienen derechos de ningún tipo, corriendo el riesgo de perder su identidad nacional. Bangladesh es otro ejemplo donde las personas se ven enormemente afectadas por el aumento del nivel del mar, viviendo en estado de emergencia constante. Una gran mayoría de ellos/as viven con sus pertenencias siempre empaquetadas, listas para huir en caso de que ocurra cualquier desastre. Podríamos seguir nombrando diferentes países donde sus ciudadanos/as se ven afectados/as actualmente por los efectos del cambio climático y que irá en aumento a menos que se tomen medidas((Collectif Argos. 2010. Climate refugees. MIT Press. Cambridge, Massachusetts.)).

    Esto significa que el momento de actuar es ahora, pero ¿quién debería pagar por esto?, ¿los que contribuyen más a la producción de CO2 y, por lo tanto, aumentan los efectos del cambio climático?, o ¿los que sufren los las consecuencias de estas acciones? Los países, víctimas, de estos impactos climáticos están incluidos en la categoría de «países en desarrollo» lo que significa que están menos desarrollados económicamente y, en consecuencia, no podrán apoyar la migración masiva de sus ciudadanos/as. Pero, ¿cuáles son los países que más contribuyen a estos drásticos eventos climáticos?

    Este gráfico muestra los países que fueron los principales productores de emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía durante el último año. En función de su participación en las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, China, India y los Estados Unidos encabezan esta lista((Largest producers of CO2 emissions worldwide in 2016, based on their share of global CO2 emissions [En linea] Statistical portal.  [Consulta: 20/02/2018].)).

    Por otro lado, en 2005 el subsecretario general de la ONU, Hans van Ginkel, declaró que «se trata de una cuestión muy compleja, ya que las organizaciones globales ya están abrumadas por las demandas de los refugiados convencionalmente reconocidos, como se definió originalmente en 1951. Deberíamos prepararse ahora, sin embargo, para definir, aceptar y acomodar esta nueva clase de refugiados dentro del marco internacional”((David Adam. 50m environmental refugees by end of decade, UN warns. The Guardian. [En línea]  [Consulta: 20/02/2018])). Para lograr esto, las Naciones Unidas deberían disminuir los riesgos de conflictos relacionados con el agua, mediante la reducción de la presión sobre los recursos hídricos que contribuyen a las perturbaciones económicas, sociales, políticas y ambientales.

    Afortunadamente, hay una creciente visibilización y acción sobre el tema. El 4 de octubre de 2017, ACNUR, el Gobierno de Alemania y la Plataforma de Desplazamientos por Desastres y/o Catástrofes, se reunir para tratar el tema: «Abordar el desplazamiento de desastres y el cambio climático: Oportunidades de asociación» donde discutieron soluciones concretas y oportunidades de colaboración, para abordar el desplazamiento como consecuencia de desastres naturales. Fruto de esta reunión, ACNUR publicó un documento titulado “Cambio climático, desastre y desplazamiento en los Pactos Globales: perspectivas del ACNUR”, donde explican que “algunas personas desplazadas en el contexto del cambio climático y los desastres pueden ser incluidas dentro de la definición de refugiado. A lo largo de los años, se ha aceptado que las personas que huyen a través de las fronteras pueden ser refugiados según la definición de la Convención de 1951, donde huyen de los desastres, incluida la sequía o el hambre, cuando estos fenómenos están vinculados a situaciones de conflicto armado de origen racial, étnico o religioso, o divisiones políticas, o cuando tales desastres afectan desproporcionadamente a grupos particulares.”((See UNHCR, Legal considerations on refugee protection for people fleeing conflict and famine affected countries, 5 April 2017, www.refworld.org/docid/5906e0824.html. People fleeing famine linked to armed conflict, violence or other state conduct may in addition be refugees under the 1969 OAU Convention’s broader criteria, which protect those who are compelled to seek refuge as a result of ‘events seriously disturbing public order in either part or the whole [of the country of origin]’.))

    A pesar de todo, y aunque poco a poco, la concienciación por parte de organizaciones como las Naciones Unidas por los refugiados/as climáticos está aumentando, sigue siendo muy urgente redefinir el concepto de refugiados/as ambientales o climáticos, ya que ayudará a identificar de una manera más eficaz las causas subyacentes, lo cual dará lugar a soluciones y protocolos de acción más efectivos para prevenir y reducir el creciente número de personas desplazadas en todo el mundo, porque, después de todo, ¿no es el cambio climático una forma de persecución contra los más vulnerables también?

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