Cortísima newsletter informativa de cosas que hemos hecho y cosas que haremos desde la última, hace dos semanas:

Hemos publicado nuestro manifiesto en gallego, ¡viva! Si eres galegofalante, enhorabuena: hoy puedes leer nuestro manifiesto en tu lengua materna. Si no, ¡hoy es un buen día para empezar!

Además, escribimos un texto sobre feminismo y cambio climático con motivo del 8 de marzo, en el que exponemos cómo el cambio climático es, como tantos otros, un problema con una importante componente de género.

¿Por qué insistimos en que es crítico el cambio climático en mujeres?
Ahí van algunos datos:
·Las mujeres y niños representan la mayoría de muertes  causadas por catástrofes relacionadas con agua, es decir, ellas realizan la mayor parte de tareas relacionadas con el agua pero apenas deciden en las políticas en la materia.
·Aproximadamente el 70% de las personas que viven bajo el umbral de pobreza en el Norte económico global y por tanto más vulnerables, son mujeres.
· Si analizamos por ejemplo los datos de África solo el 15% de las superficies de cultivo en África subsahariana están administradas por mujeres y por tanto carecen del recurso de resiliencia que supone la tierra para adaptarse al futuro. En India el 13% y se reduce hasta un 9% en Indonesia.

Eso en cuanto a las últimas dos semanas (hay más, hay más cosas que iremos desvelando en su debido momento).

En cuanto al futuro, mañana lunes 19 de marzo participaremos en una charla en la Semana de la Ciencia Indignada de la Universidad Autónoma de Madrid. Hablaremos del Espíritu de 2025: el gran movimiento que es necesario construir para empezar a poner freno al cambio climático, y cómo vemos que podría articularse. Será a las 13.30 en el Módulo 00, en el campus de Cantoblanco.

Las únicas soluciones realistas contra el cambio climático son las que ahora se consideran poco realistas. Esto es cierto tanto en el largo como en el corto plazo. A largo plazo la supervivencia de la humanidad tal y como la conocemos pasa por la abolición del capitalismo. No en un futuro distante, sino en la vida natural de las personas que ya habitan este planeta. A corto plazo las estrategias de adaptación y mitigación deben empezar lo antes posible y ser lo más agresivas posibles. Lo que hagamos en los próximos cinco, diez, quince años puede ser determinante para el próximo siglo y más allá.

¡Y hasta aquí por hoy! ¡Pronto más!