“Après moi le déluge! [¡Después de mí, el diluvio!] es el lema de todo capitalista y de toda nación capitalista. Por eso el capital no tiene en consideración la salud ni la duración de la vida del obrero, a menos que le obligue a ello la sociedad”.
Karl Marx
En los mal llamados ‘desastres naturales’ suele recorrer una pulsión antipolítica que o bien tiende a señalar a todos los dirigentes sin distinciones ni matices o bien acusa a los que exigen responsabilidades y acciones concretas de “politizar” los asuntos, como si la vida pudiese transcurrir al margen de las decisiones que tomamos sobre cómo la habitamos en común. Otra versión, común en estas horas de dolor y desconcierto, consiste en separar la crisis climática de la incompetencia institucional. Son indivisibles. La gravedad del caos climático al que nos abocamos, con la Península Ibérica como el territorio más afectado del continente europeo según todas las previsiones, se sustenta, precisamente, en la cadena de inercias, intereses, agendas […]