Podemos empezar esta presentación violentando analíticamente los conceptos de socialismo y ecologismo para oponerlos de la siguiente manera: el ecologismo plantea que existen unos límites físicos absolutos al crecimiento de las sociedades humanas; el socialismo plantea que estos límites no se pueden conocer de antemano de forma absoluta y que, en cualquier caso, interactúan de formas complejas con límites históricos, sociales, coyunturales. Aceptada esta división, hasta cierto punto artificial, Wolfgang Harich sería uno de los mayores y mejores representantes de cierto giro ecológico en la tradición socialista. Ya solo por eso merecería la pena leerle y no tendríamos más que decir; ya estaría justificado este modesto dosier sobre él y su obra. Sin embargo, no nos resistiremos a resaltar algunos aspectos de su trayectoria que lo hacen, creemos, especialmente relevante hoy en día.
Harich fue siempre un pensador liminal, en tensión constante y a menudo precaria entre la fidelidad a un proyecto político y la lucha por superar sus limitaciones, algunas veces gigantescas, de hecho, en el caso que nos ocupa fueron en última instancia fatales. En este sentido se parece mucho a otros nombres que aparecen a lo largo de este dosier: György Lukács, Ernst Bloch, Bertolt Brecht, Manuel Sacristán. Puede que haya algo en los pensadores liminales que genere una atracción casi irresistible entre ellos. Con ellos, y otros, compartió Harich su dedicación a un marxismo emancipador, a una tradición comunista que tratase de evitar los abismos de la impotencia y la petrificación. Aunque en esta introducción pasaremos por encima de este problema, central en su vida, en los textos recopilados se puede apreciar rápidamente esa dimensión de Harich.
El motivo fundamental para que desde Contra el diluvio publiquemos este dosier, como decíamos, es el de la relación entre socialismo y ecologismo. Harich convierte en problema inmediato algo que para el socialismo clásico había sido un problema a futuro, un punto límite más o menos teórico. Citado en el texto de Manuel Sacristán, nos dice: «A partir de ahora el proceso de acumulación de capital choca con el límite último, absoluto, detrás del cual están ya al acecho los demonios de la aniquilación de la vida, de la autoaniquilación de toda vida humana». A partir de ahora. Esto ya no es una consideración teórica, un apartado menor, es un problema urgente que requiere una revisión urgente de nuestros presupuestos. Quizás a Harich se le pudiese achacar cierta anticipación excesiva, otros dirían un sentido común demasiado anticipado a su tiempo. Hoy, en 2020, es evidente que sus preocupaciones son ya las nuestras en todos los sentidos.
El recorrido que hace Harich por la tradición marxista es exhaustivo y no queda prácticamente cuestión a la que no le dé la vuelta en su misión de conceptualizar un comunismo homeostático, de la escasez, quizás hoy podríamos llamarle un comunismo del antropoceno. Las tensiones entre abundancia, libertad, escasez, autoritarismo; el papel del estado como regulador más o menos eterno del metabolismo humano-natural, radicalmente en contra de la veta libertaria nunca abandonada del marxismo clásico; la igualación por abajo del nivel de vida de la humanidad, con el límite teórico de los «valores de uso anticomunistas», esto es, aquellos no universalizables; el problema todavía no resuelto, como cualquiera de los demás, de la desigualdad internacional y los problemas para la cooperación mundial ante la amenaza de una crisis ecológica que por fuerza será mundial. Es una lista larga que no termina aquí, una mina conceptual de la que hoy podemos y debemos hacer uso.
La lucha de Harich por hacer de este problema, el ecológico, un problema central en los países del socialismo no alcanzó los objetivos que él mismo se propuso. Las cuestiones ecológicas vistas por Harich siempre se mantuvieron supeditadas a la supervivencia política de esos países y a su competencia con el conglomerado capitalista. En última instancia la supuesta Nueva Arca socialista naufragó por completo. ¿Qué queda de su legado? Se podría, de forma provocadora, barruntar sobre el posible papel de China como Nueva Arca para la humanidad. Así lo hace Àngel Ferrero en la elocuente introducción biográfica y teórica que también reproducimos aquí. Como mínimo, nos atrevemos a decir, nos queda el legado de recuperar su papel como un clásico por derecho propio, en el sentido de ser un autor al que cada lectura en momentos históricos diferentes dará claves diferentes, siempre relevantes. Hoy, insistimos, no son solo relevantes sino también urgentes.
* * *
Este Dosier Wolfgang Harich incluye, primeramente, la mencionada biografía del autor escrita por Àngel Ferrero con motivo del vigésimo aniversario de la muerte del pensador alemán. A Àngel Ferrero también le agradecemos la traducción de la entrevista realizada a Harich por el diario alemán Der Spiegel en 1979, cuando ya había salido de la RDA, y la carta abierta que le remite Carl Amery en la que establece una comparación entre las posiciones del propio Harich y las de Rudolf Bahro. Finalmente, incluimos en el dosier el prólogo de Manuel Sacristán a la traducción de ¿Comunismo sin crecimiento?, en la que analiza igualmente las particularidades del pensamiento ecologista de Wolfgang Harich, desarrolladas en dicho libro.
Todas las ilustraciones de este dosier, salvo la que acompaña a esta entrada, son obra de la artista suiza Emma Kunz (1892-1963), que dibujaba a lápiz y, decía, ayudada de los espíritus.