El Green New Deal es un paraguas bajo el que se agrupa una serie de políticas que tienen como objetivo declarado el empezar a poner en marcha medidas para superar la crisis ecosocial de la forma más justa posible. Hay muchas variedades de Green New Deal, pero todas tienen en común un énfasis en la transición energética a fuentes de electricidad renovables, la creación de puestos de trabajo bien pagados y de buena calidad y la reestructuración de las ciudades y la forma de vida, de cara a hacerla más sostenible y agradable.
Aunque el término Green New Deal fue acuñado a principio de los dos mil, alcanzó más fama tras la propuesta de la congresista estadounidense Alexandria Ocasio Cortez y el senador Ed Markey en 2018, convirtiéndose en la referencia para todas las propuestas políticas desde el centro izquierda hasta la izquierda en cuestión de transición ecológica, al menos en el mundo anglosajón.
En Europa, el término ha tenido diferente suerte. Algunas formaciones políticas lo intentaron trasplantar a la política española y, ya fuera por la dificultad de traducirlo al castellano o por otros problemas, no tuvieron éxito electoral. La idea, sin embargo, sí ha ido encontrando su hueco en el debate político. Ya sea en la forma de la Green Industrial Revolution de los laboristas británicos, el Green New Deal For Europe impulsado por, entre otros DIEM25, el European Green Deal de la Comisión Europea o la Transición justa del Gobierno español, diversas formas de políticas más o menos expansivas de transformación de la economía y la sociedad están siendo discutidas a diversos niveles. Por supuesto, estas propuestas son muy diferentes entre sí.
Esta indefinición ha mostrado ser, por un lado, una de las grandes fortalezas del plan, que permite que cada grupo module su propuesta de acuerdo a sus prioridades e intereses, sin perder el paraguas del término que ya es famoso. Por otra parte, también ha permitido que planes que no responden en absoluto a las intenciones iniciales de los proponentes (por estar excesivamente basados en el mercado o, en la mayoría de los casos, tratarse de simples reempaquetados del siempre recurrente e injusto plan de subvencionar a grandes grupos industriales) se apropien del término.
Las críticas al Green New Deal han consistido, desde la derecha, en advertir de que se trata de intervenir en la economía para regularla y atacar a los beneficios de las empresas en aras del bien común. Desde la izquierda, y sobre todo desde los grupos ecologistas, se ha insistido en que no puede haber una transición ecosocial sin poner en cuestión las bases mismas del capitalismo, y que no es factible producir toda la energía que ahora mismo necesitamos de forma renovable.