Por Damian Carrington.

Este artículo fue publicado originalmente en The Guardian con el título «Why you should go animal-free: 18 arguments for eating meat debunked». El artículo contiene numerosas referencias y declaraciones de expertos británicos, que se refieren a su contexto estatal. Sin embargo, consideramos que gran parte de las cuestiones planteadas son trasladables sin apenas modificación a la mayoría de los países occidentales, ya que los argumentos a favor de comer carne se repiten.

Tanto si lo que te preocupa es tu salud como si es el medioambiente o el bienestar de los animales, se están acumulando pruebas científicas de que las dietas sin carne son las mejores. En las naciones ricas ya hay millones de personas que están reduciendo su consumo de productos animales.

Por supuesto, los ganaderos y los amantes de la carne se defienden, como es lógico, y esto puede acabar siendo un lío. ¿Son los aguacates realmente peores que la carne? ¿Qué pasa con la masacre de abejas debido a la producción de almendras?

La pandemia del coronavirus ha añadido otro ingrediente a esa mezcla. La destrucción desenfrenada del mundo natural se considera la causa principal de las enfermedades que saltan a los humanos y aquella está impulsada en gran medida por la expansión de la agricultura. Los principales científicos del mundo expertos en biodiversidad dicen que se van a producir más pandemias mortales a menos que se detenga rápidamente la devastación ecológica.

La comida es también una parte vital de nuestra cultura, mientras que la asequibilidad de los alimentos es una cuestión de justicia social. Así que no hay una única dieta perfecta. Pero la evidencia es clara: sea cual sea la dieta saludable y sostenible que elijas, va a tener mucha menos carne roja y muchos menos lácteos que las dietas occidentales típicas actuales, y muy posiblemente nada de todo ello. Eso se debe a dos razones básicas.

Primero, el consumo excesivo de carne está causando una epidemia de enfermedades: solamente el tratamiento de enfermedades derivadas del consumo de carne roja supone cerca de 285.000 millones de dólares al año. En segundo lugar, comer plantas conlleva, sencillamente, un uso mucho más eficiente de los recursos del planeta que alimentar a los animales con plantas para luego comérnoslos. A nivel mundial, el ganado y el grano que este consume ocupan el 83% de las tierras agrícolas del mundo, pero produce solo el 18% de las calorías de los alimentos.

Entonces, ¿qué pasa con todos esos argumentos a favor de comer carne y en contra de las dietas vegetarianas? Empecemos hincando el diente a las discusiones en torno a la carne roja.

La chicha

1. Afirmación: La carne de ternera alimentada con pastos es baja en emisiones

Esto solo es cierto cuando se la compara con carne de ternera de crianza intensiva, que está íntimamente relacionada con la destrucción de bosques. El Sindicato Nacional de Granjeros de Reino Unido afirma que la ternera producida en Reino Unido únicamente emite la mitad que la media mundial. Sin embargo, muchas investigaciones muestran que la ternera alimentada con pastos requiere más tierra y produce más (o en el mejor de los casos, las mismas) emisiones porque las vacas digieren mejor el grano y las vacas de ganadería intensiva viven menos tiempo. Ambos factores implican menos metano. En cualquier caso, las emisiones de la carne ternera menos contaminante son aun así varias veces superiores a las de la de las judías y legumbres.

Hay más. Según Joseph Poore, de la Universidad de Oxford, si todos los pastos del mundo se transformasen de nuevo en vegetación natural, se eliminaría de la atmósfera el equivalente a ocho mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Eso es aproximadamente el 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero totales. Solo se necesitaría una pequeña parte de esas tierras de pastos para cultivar los alimentos que sustituirían la ternera que ya no se estaría produciendo. Así que, en resumen, si quieres hacer algo contra la crisis climática, deja la ternera.

2. Afirmación: El ganado en realidad no afecta al clima, porque el metano tiene un tiempo de vida relativamente corto

El metano es un gas de efecto invernadero muy potente y los rumiantes lo producen en grandes cantidades. No obstante, solo permanece en la atmósfera durante un tiempo relativamente corto: la mitad se acaba descomponiendo al cabo de nueve años. Esto lleva a algunas personas a afirmar que mantener las cabezas de ganado mundiales a los niveles actuales (unos mil millones de animales) no está calentando el planeta. Los eructos de las vacas simplemente reemplazan el metano que se ha ido descomponiendo con el paso del tiempo.

Pero, según Pete Smith, de la Universidad de Aberdeen, y Andrew Balmford, de la Universidad de Cambridge, esto no es más que «contabilidad creativa». No deberíamos asumir que los ganaderos pueden seguir contaminando únicamente porque ya han contaminado en el pasado, y afirman que «tenemos que hacer algo más que quedarnos quietos». De hecho, la naturaleza efímera del metano hace que la reducción del número de cabezas de ganado sea un «objetivo especialmente atractivo», dado que necesitamos desesperadamente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible para evitar los peores impactos de la crisis climática.

En cualquier caso, el simple hecho de centrarse en el metano no hace que desaparezca la deforestación desenfrenada provocada por los ganaderos de Sudamérica. Incluso si se ignorase el metano por completo, dice Poore, lo cierto es que los productos animales siguen produciendo más CO2 que las plantas. Incluso un defensor de la afirmación del metano afirma: «Estoy de acuerdo en que la ganadería intensiva es insostenible».

3. Afirmación: En muchos sitios lo único que puede crecer es pasto para el ganado y las ovejas

La presidenta del Sindicato Nacional de Granjeros, Minette Batters, señala que «el 65% de las tierras británicas solo son aptas para el pastoreo de ganado y tenemos el clima adecuado para producir carne roja y lácteos de alta calidad».

«Pero si todo el mundo defendiera que “nuestros pastos son los mejores y que deberían ser utilizados para el pastoreo”, entonces no habría manera de limitar el calentamiento global», dice Marco Springmann, de la Universidad de Oxford. Su trabajo muestra que una transición a una dieta flexitariana basada predominantemente en plantas liberaría tanto superficies de pasto como tierras de cultivo.

Los pastos podrían utilizarse en cambio para cultivar árboles y capturar carbono, proporcionar tierras para la reforestación y la restauración de la naturaleza y cultivar plantas bioenergéticas para reemplazar los combustibles fósiles. Los cultivos que ya no se utilizasen para dar de comer a los animales podrían convertirse en alimentos para las personas, aumentando la capacidad de las naciones para el autoabastecimiento de grano.

4. Afirmación: El ganado de pastos ayuda a almacenar carbono de la atmósfera en la tierra

Esto es cierto. El problema es que aun poniéndonos en lo mejor, este almacenamiento de carbono supone únicamente entre el 20% y el 60% de las emisiones totales del ganado de pastoreo. «En otras palabras, el ganado de pastoreo (incluso en el mejor de los casos) es un contribuyente neto al problema climático, como el resto del ganado», dice Tara Garnett, también de la Universidad de Oxford.

Además, las investigaciones demuestran que este almacenamiento de carbono alcanza su límite al cabo de unas pocas décadas, mientras que el problema de las emisiones de metano continúa. El carbono almacenado también es vulnerable: un cambio en el uso de la tierra o incluso una sequía puede hacer que se libere de nuevo. A los defensores del «pastoreo holístico» como forma de capturar el carbono también se los critica por extrapolar resultados locales a nivel mundial de una forma poco realista.

5. Afirmación: Hay mucha más diversidad de vida salvaje en los pastos que en las tierras de monocultivo

Esto probablemente sea cierto, pero no es lo que realmente importa. Uno de los grandes motores de la crisis mundial de la vida salvaje es la destrucción (pasada y presente) de los hábitats naturales con el fin de crear pastos para el ganado. Los herbívoros tienen un papel importante en los ecosistemas, pero la alta densidad de los rebaños de ganado implica que para la vida silvestre los pastos resultan peores que la tierra natural. Comer menos carne conlleva una menor destrucción de los lugares salvajes y la eliminación la carne de manera significativa también liberaría pastos y tierras de cultivo que podrían ser devueltas a la naturaleza. Además, un tercio de todas las tierras de cultivo se utilizan para producir alimentos para animales.

6. Afirmación: Necesitamos que los animales conviertan los alimentos en proteínas que los humanos podamos comer

A pesar de lo que se diga al respecto, no nos faltan proteínas. En las naciones ricas, la gente suele comer entre un 30% y un 50% más de proteínas de las que necesita. Toda la necesidad de proteínas se puede satisfacer fácilmente con fuentes vegetales, como las alubias, las lentejas, las nueces y los granos integrales.

Aunque los animales puedan tener su papel en algunas partes de África y Asia (por ejemplo en India, donde los desechos de la producción de granos pueden alimentar al ganado que produce leche), en el resto del mundo, donde gran parte de las tierras de cultivo que podrían utilizarse para alimentar a las personas se utilizan en realidad para alimentar a los animales, sigue siendo necesario una disminución del consumo de carne para que la agricultura sea sostenible.

¿Y qué pasa con…?

7. Afirmación: ¿Y qué pasa con la leche de soja y el tofu, que están destruyendo el Amazonas?

No es cierto. Poore afirma que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, más del 96% de la soja de la región amazónica se utiliza para alimentar a las vacas, los cerdos y los pollos que se están comiendo en todo el mundo. Además, el 97% de la soja brasileña está genéticamente modificada, lo que hace que en muchos países esté prohibido destinarla a consumo humano y, en cualquier caso, rara vez se utiliza para hacer tofu y leche de soja.

Además, la leche de soja supone unas emisiones y un uso de la tierra y del agua mucho menores que la leche de vaca. Si te preocupa el Amazonas, no comer carne sigue siendo tu mejor opción.

8. Afirmación: La producción de leche de almendra está acabando con las abejas y desertificando la tierra

Cierto tipo de producción de almendras puede causar problemas medioambientales, pero eso se debe a que el aumento de la demanda ha impulsado una intensificación rápida en lugares específicos, como California, la cual podría abordarse con una regulación adecuada. No tiene nada que ver con lo que las almendras necesitan para crecer. De hecho, la producción tradicional de almendras en el sur de Europa no utiliza ningún tipo de irrigación. Tal vez también valga la pena señalar que las abejas que mueren en California no son salvajes, sino que son criadas por los agricultores como si fueran ganado de seis patas.

Al igual que sucede con la leche de soja, la leche de almendra también implica menos emisiones de carbono y un menor uso de la tierra y el agua que la leche de vaca. Pero si aun así te sigue preocupando, hay muchas alternativas y la leche de avena suele ser la que menos huella ambiental deja.

9. Afirmación: Los aguacates están causando sequías en algunos lugares

Una vez más, el problema aquí es el rápido aumento de la producción en regiones específicas que carecen de controles que sean prudentes sobre el uso del agua, como sucede con Perú y Chile. Los aguacates generan un tercio de las emisiones del pollo, un cuarto de las del cerdo y un 20% de las de la carne de vacuno.

Si, con todo, te siguen preocupando los aguacates, evidentemente puedes elegir no comerlos, pero esa no es una razón para que en su lugar comas carne, que tiene una huella hídrica y de deforestación mucho mayor.

Es probable que el mercado resuelva el problema, ya que la alta demanda de aguacates y almendras por parte de los consumidores incentiva a los agricultores de otros lugares a cultivarlos, aliviando así la presión sobre los actuales puntos calientes de producción.

10. Afirmación: El boom de la quinoa está dañando a los agricultores pobres de Perú y Bolivia

La quinoa es un alimento increíble y ha experimentado un auge en su popularidad. Pero la idea de que esto supuso arrebatarle la comida de la boca a los granjeros pobres es errónea. «La afirmación de que el aumento de los precios de la quinoa estaba perjudicando a los que la producían y consumían tradicionalmente es manifiestamente falsa», han dicho los investigadores que han estudiado el tema.

La quinoa nunca fue un alimento básico, pues representa solo un pequeño porcentaje del presupuesto alimentario de estas personas. El auge de la quinoa no ha tenido ningún efecto en su nutrición, pero sí aumentó significativamente los ingresos de los agricultores.

Hay un problema con la caída de la calidad del suelo a medida que la tierra se trabaja más, pero la quinoa se siembra ahora en China, India y Nepal, y también en Estados Unidos y Canadá, lo que alivia la carga. Los investigadores están más preocupados ahora por la pérdida de ingresos de los agricultores sudamericanos, ya que el suministro de quinoa aumenta y el precio cae.

11. Afirmación: ¿Y qué pasa con el aceite de palma, que está acabando con los bosques tropicales y los orangutanes?

Las plantaciones de aceite de palma han traído consigo una deforestación terrible, pero eso es un problema para todo el mundo, no solo para las personas vegetarianas: se encuentra en cerca de la mitad de todos los productos en las estanterías de los supermercados, tanto en alimentos como en artículos de estética. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza defiende que elegir el aceite de palma producido de manera sostenible es en realidad positivo, porque otros cultivos oleaginosos ocupan más tierra.

Pero Poore afirma que «estamos abandonando millones de hectáreas de tierras de semillas oleaginosas al año en todo el mundo, incluyendo campos de colza y girasol en las antiguas regiones soviéticas, así plantaciones tradicionales de olivos». Según él, sería preferible hacer un mejor uso de esta tierra al uso del aceite de palma.

Cuestiones de salud

12. Afirmación: Las personas veganas no toman suficiente B12 y eso las hace más tontas

Una dieta vegana por lo general es muy saludable, pero los médicos han advertido sobre la posible falta de B12, una importante vitamina para la función cerebral que se encuentra en la carne, los huevos y la leche de vaca. Esto se remedia fácilmente tomando un suplemento.

Sin embargo, si miramos con atención encontraremos algunas sorpresas. La B12 la producen bacterias que se hallan el suelo y en las tripas de los animales, y el ganado que vive en el campo ingiere la B12 cuando pastan y picotean el suelo. Sin embargo, la mayoría del ganado no es de pastoreo, y los pesticidas y antibióticos que se usan mayoritariamente en las granjas matan a los bichos productores de B12. El resultado es que la mayoría de los suplementos de B12 (el 90% según una fuente) se administran al ganado, no a las personas.

Así que hay que elegir entre tomar un suplemento de B12 uno mismo o comerse un animal al que se le ha dado ese suplemento. Las algas son una fuente vegetal de B12, aunque el grado de biodisponibilidad aún no está establecido. También vale la pena señalar que hay un número significativo de personas que no son vegetarianas que tienen deficiencia de B12, especialmente las personas mayores. Entre los veganos la cifra es solo de alrededor del 10%.

13. Afirmación: Las alternativas veganas a la carne son muy poco sanas

El rápido aumento de las hamburguesas vegetales ha llevado a algunos a criticarlas por ser comida basura ultraprocesada. Una hamburguesa vegetal podría ser más perjudicial que una de carne si los niveles de sal son muy altos, afirma Springmann, pero es más probable que siga siendo más saludable si se tienen en cuenta todos los factores nutricionales, en particular el de la fibra. Además, la sustitución de una hamburguesa de carne de vacuno por una alternativa hecha a base de plantas resulta sin duda menos perjudicial para el medioambiente.

Ciertamente, uno podría argumentar, con razón, que comemos demasiados alimentos procesados, pero eso se aplica tanto a los consumidores de carne como a los vegetarianos y veganos. Y como es poco probable que la mayoría de la gente renuncie de momento a las hamburguesas y a las salchichas, las opciones hechas con plantas son una alternativa útil.

«Desmontando» a los veganos

14. Afirmación: Las frutas y las verduras no son veganas porque requieren el uso de estiércol animal como fertilizante

La mayoría de los veganos dirían que es una tontería decir que la fruta y la verdura son productos animales y que muchas se producen sin estiércol animal. En cualquier caso, no hay ninguna razón para que la horticultura dependa del estiércol. El fertilizante sintético se fabrica fácilmente con el nitrógeno del aire y hay mucho fertilizante orgánico disponible en forma de heces humanas, si es que decidimos utilizarlo de manera más general. La aplicación excesiva de fertilizantes causa problemas de contaminación del agua en muchas partes del mundo, pero eso se aplica tanto a los fertilizantes sintéticos como al estiércol y es el resultado de una mala gestión.

15. Afirmación: Las dietas veganas matan millones de insectos

Piers Morgan está entre los que se quejan de los vegetarianos «hipócritas» porque las abejas que son criadas para su uso comercial mueren al polinizar almendras y aguacates y las cosechadoras «asesinan de manera masiva a insectos» y pequeños mamíferos al cosechar el grano. No obstante, casi todo el mundo consume estos alimentos, no solamente los veganos.

Es cierto que los insectos se hallan en un declive terrible en todo el planeta, pero los mayores impulsores de esta situación son la destrucción del hábitat silvestre, en gran parte para la producción de carne, y el uso generalizado de plaguicidas. Si son los insectos lo que realmente te preocupa, entonces la opción que tienes que elegir es pasarte una dieta orgánica vegana.

16. Afirmación: Decirle a la gente que coma menos carne y productos lácteos es negarles nutrientes vitales a las personas más pobres del mundo

Una «dieta planetaria saludable», publicada por científicos para satisfacer tanto las necesidades globales sanitarias como las medioambientales, acabó siendo objeto de crítica por parte de la periodista Joanna Blythman: «Cuando los ideólogos que viven en los países ricos presionan a los países pobres para que abandone los alimentos de origen animal y se vuelvan vegetarianos están demostrando una insensibilidad descarada y una mentalidad colonial propia de un salvador blanco».

De hecho, según Springmann, que formaba parte del equipo que estaba detrás de la dieta planetaria saludable, esta mejoraría la ingesta nutricional en todas las regiones, incluidas las regiones más pobres, en las cuales las dietas están dominadas actualmente por los alimentos con almidón. En las naciones ricas son necesarios unas reducciones drásticas en la carne y los lácteos. En otras partes del mundo ya hay muchas dietas saludables tradicionales bajas en productos animales.

En camino

17. Afirmación: Las emisiones del transporte significan que comer plantas de todo el mundo es mucho peor que la carne y los lácteos locales

«“Comer de proximidad” es una recomendación que se oye a menudo [pero] es uno de los consejos más equivocados». Esto afirma Hannah Ritchie, de la Universidad de Oxford. «Las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del transporte representan una cantidad muy pequeña de las emisiones de los alimentos y es mucho más importante qué es lo que comes que el lugar desde donde venga».

La carne de vacuno y de cordero tiene una huella de carbono varias veces superior a la de la mayoría del resto de alimentos, según ella. Por lo tanto, independientemente de que la carne sea de producción local o venga desde el otro lado del mundo, las plantas tienen una huella de carbono mucho menor. Las emisiones del transporte para la carne de vacuno representan alrededor del 0,5% del total y para el cordero es del 2%.

La razón es que casi todos los alimentos que son transportados a largas distancias lo hacen en barco, el cual pueden albergar cargas enormes y, por lo tanto, son bastante eficientes. Por ejemplo, las emisiones del transporte de los aguacates que cruzan el Atlántico son alrededor del 8% de su huella total. El transporte aéreo, por supuesto, conlleva emisiones altas, pero muy pocos alimentos se transportan de esta manera; el transporte aéreo representa solo el 0,16% del kilometraje de alimentos.

18. Afirmación: Si todo el planeta dejase la carne todos los granjeros que crían ganado estarían desempleados

En todo el mundo la ganadería se subvenciona de manera masiva con el dinero de los contribuyentes, a diferencia de las verduras y la fruta. Ese dinero podría utilizarse para dar apoyo a alimentos más sostenibles, como judías y nueces, y para pagar otros servicios relevantes, como la captura de carbono en bosques y humedales, la restauración de la vida silvestre, la limpieza del agua y la reducción de los riesgos de inundación. ¿Acaso no deberían destinarse tus impuestos a bienes públicos en lugar de a males públicos?

Sí, la comida es un tema complejo. Pero por mucho que deseemos seguir criando y comiendo como hoy en día, los datos son contundentes: consumir menos carne y más plantas es muy bueno tanto para nuestra salud como para el planeta. El hecho de que algunos cultivos de plantas conlleven problemas no es una razón para que en su lugar se coma carne.

Al final, eres tú quien eliges qué comer. Si quieres comer de forma saludable y sostenible, no tienes que dejar de comer carne y lácteos del todo. La dieta planetaria saludable permite comer una hamburguesa de carne, algo de pescado y un huevo cada semana, y un vaso de leche o un poco de queso cada día.

Michael Pollan, escritor de temas de alimentación, prefiguró en 2008 la dieta planetaria saludable con una simple regla de siete palabras: «Come comida. No demasiada. Sobre todo plantas». Sin embargo, si lo que quieres es tener el máximo impacto en la lucha contra la crisis climática y de la vida salvaje, entonces será exclusivamente plantas.

La ilustración de cabecera es «Gopala Krishna – The Protector Of The Cows», de autoría desconocida.