Se acaban de presentar los resultados de primer grupo de trabajo del informe del IPCC. Este primer informe (los dos restantes se esperan para el 2022) aborda la parte física del cambio climático y recoge el conocimiento más actualizado que se tiene del sistema climático.
El punto de partida de este informe no muestra nada que no sepamos ya, es el mismo de hace algunos informes, pero que es necesario recordar. Los causantes del cambio climático que estamos viviendo somos los humanos (unos más que otros, como bien sabemos). O, como formula el informe del IPCC: “es inequívoco que la influencia humana es la causante del calentamiento del atmósfera, el océano y la tierra”. Es también obvio, por tanto, que solo nosotros podemos revertir el problema causado. Aunque la situación es cada vez más complicada, ya que en la últimas cuatro décadas cada década ha sido sucesivamente más cálida que la anterior. En la última década, desde 2011 y hasta el 2020, la temperatura global del planeta ha sido un 1ºC superior al periodo de referencia, 1850-1900. Además, dada la inercia propia del sistema climático, en los próximos 20 años se espera que la temperatura global alcance o supere el grado y medio de calentamiento. El informe también repasa los cambios que se han observado en los patrones de precipitación desde mediados del siglo pasado, como el aumento de la precipitación global y el desplazamiento hacía los polos de los ciclones que circulan en latitudes medias, entre otros posibles impactos. Así como los ya conocidos efectos en los glaciares (que disminuyen), las capas de hielo marino (que adelgazan y encogen), el aumento el nivel del mar y el desplazamiento de las zonas climáticas hacía latitudes más altas. Pero, por muy conocidos que sean ya estos impactos, debemos de tener en cuenta que el estado actual de muchos de estos aspectos y la escala de los cambios no han tenido precedentes en muchos siglos o miles de años.
El cambio climático causado por los humanos está ya afectando a muchos extremos meteorológicos y climáticos en todas las regiones del planeta.
El informe del IPCC también aborda los eventos meteorológicos extremos, tema que produce acalorados debates sobre la atribución cada vez que se produce una ola de calor de gran intensidad, precipitaciones abundantes u otro fenómeno adverso. Pero los resultados son concluyentes: los extremos de calor, incluidas las olas de calor, son más frecuentes y más intensos en la mayoría de las regiones, mientras que los extremos de frío son menos frecuentes y menos graves. Es más, como recoge el informe, algunos de los recientes extremos de calor observados en la última década habrían sido extremadamente improbables sin la influencia humana en el sistema climático. La frecuencia y la intensidad de las precipitaciones intensas también ha aumentado desde la década de 1950, al mismo tiempo han aumentado las sequías en algunas regiones del planeta.
La pregunta ahora es cómo se presenta el futuro. El IPCC plantea cinco escenarios posibles, que dependen de los cambios que implementos en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Los escenarios más optimistas (SSP1-1.9 y SSP1-2.6), consideran emisiones futuras de GEI bajas o muy bajas donde las emisiones de CO2 llegan a un neto cero en las próximas décadas. Los escenario más pesimistas (SSP3-7.0 y SSP5-8.5) consideran emisiones de GEI altas y muy altas y emisiones de CO2 que duplican los niveles actuales para 2100 y 2050, respectivamente. Se incluye un último escenario (SSP2-4.5) con emisiones de GEI intermedias y emisiones de CO2 que se mantienen en torno a los niveles actuales hasta mediados de siglo. Pero, independientemente del escenario, todos muestran que la temperatura global del planeta continuará subiendo hasta al menos la mitad de este siglo y en caso de no reducir notablemente las emisiones de CO2 el calentamiento global superará el umbral de 1.5 ºC y el de 2 ºC.
Cuanto mayor sea el calentamiento mayores serán los cambios en el sistema climático. ¡Cada décima de grado cuenta!
Es obvio que con cada incremento adicional del calentamiento global los cambios en los extremos serán mayores. Cada 0.5 °C adicionales de calentamiento global provoca aumentos claramente perceptibles en la intensidad y la frecuencia de los episodios extremos. Solo con el calentamiento de 1.5 ºC, que es ya casi inevitable, los episodios extremos de calor que antes sucedían una vez cada 10 años, se podrían cuadriplicar y producirse cada dos o tres años. Los aumentos en algunos fenómenos extremos no tendrán precedentes observados. Por ejemplo, con cada grado que sumemos los eventos extremos de precipitaciones diarias se incrementarán en un 7%. Del mismo modo se intensificarán las estaciones muy húmedas y muy secas, con graves implicaciones en inundaciones o sequías. Además, algunos de los cambios que se producirá serán irreversibles en los próximos siglos o milenios, como el cambio en el nivel del mar, que continuará aumentando durante todo este siglo. A escala regional los impactos pueden ser devastadores: se prevé que los fenómenos extremos de nivel del mar que hasta ahora se producían una vez al siglo, para 2100 pueden llegar a darse al menos cada año en varias zonas. El cambio al que nos enfrentamos es tan abrupto que tampoco se descarta que eventos más extremos, como el colapso de la capa de hielo o los cambios bruscos en las circulaciones de los océanos, se puedan producir.
El peligro es demasiado real y en lo que a la física del clima respecta solo hay una solución: “para limitar el futuro del cambio climático se necesitan unas emisiones netas de CO2 cero”, ya que como muestra el informe del IPCC cada emisión de CO2 suma al cambio climático. Sin embargo, creemos que este informe no supone un cambio importante en nuestro trabajo. Lo que tenemos que hacer después de conocer este informe no dista nada de lo que ya teníamos que hacer ayer y de lo que debemos de hacer mañana: contribuir a que las emisiones de GEI disminuyan de forma rápida y justa. La ciencia es cada vez más clara, y quizá podamos esperar que esta nueva señal de alarma ayude a que más gente se sume a la lucha contra el cambio climático. Todas las manos son pocas, y cada poquito cuenta. ¡Tenemos tarea!
La ilustración de cabecera es «Above the Clouds», de Georgia O’Keeffe (1887-1986).