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  • Ley catalana de cambio climático: anticonstitucional

    Ley catalana de cambio climático: anticonstitucional

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    Es un placer publicar esta colaboración de Salvador Lladó, doctor en microbiología ambiental y biotecnología y miembro del grupo de trabajo sobre cambio climático de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) [en catalán]

    Estas últimas semanas hemos visto distintas “personalidades” de la política española muy preocupadas por el cambio climático, desde el Borbón hasta Pablo Iglesias. No analizaré el discurso del Borbón por poco relevante y porque tampoco esperaba mucho de él, pero me impactó algo que dijo Pablo Iglesias: «hay quien nos dice que somos catastrofistas, pero nos estamos jugando el futuro de la humanidad, porque si el planeta se va al garete, no habrá posibilidad de que la vida siga existiendo». Este es el nivel. La vida va a ser arrasada en plan ataque alienígena de peli americana de serie B. Entonces, y sintiéndolo mucho, yo también le tengo que decir a Pablo que es catastrofista. Pablo, la vida no va a desaparecer, pero lo que está claro es que, si no ponemos freno a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la vida en el planeta Tierra puede llegar a ser bastante diferente de como la conocemos en un plazo de pocas décadas. Seguramente Pablo, desde su visión antropocentrista, estaba pensando en la extinción de la especie humana, pero, bueno, también eso es poco probable, aunque quizás nos lo merezcamos.

    El lector interesado puede observar en la ley una serie de características que la hacen, objetivamente, una de las más avanzadas de Europa y del mundo

    No digo yo que lo del Foro del Clima sea una mala idea, ni mucho menos, ojalá salgan de allí muy buenas ideas para hacer una ley de cambio climático y transición energética a la altura de lo que necesita el país del impuesto al sol. Lo que si me extraña es no haber oído a Pablo Iglesias (ni a otra gente de Unidos Podemos) quejarse cuando el Gobierno español impugnó en el Tribunal Constitucional (TC) la Ley catalana de cambio climático, aprobada por el Parlamento Catalán a finales de julio de 2017. Eso, si tengo que ser sincero, me entristece particularmente. Hubo muchísimo trabajo en esa ley, y fue aprobada con gran consenso (124 votos a favor y 11 abstenciones, las del PP). El lector interesado puede observar en la ley una serie de características que la hacen, objetivamente, una de las más avanzadas de Europa y del mundo. Las negociaciones entre partidos muy separados entre sí en el eje izquierda-derecha (PDCat, ERC y CUP) fueron intensas, pero podemos estar orgullosos de los resultados obtenidos teniendo en cuenta el peso de la derecha catalana en el Ejecutivo catalán. Además el trabajo no fue solo de políticos y asesores, sino que hubo gran participación de la sociedad civil, representada en mayor parte por organizaciones ecologistas. El objetivo de este breve artículo no va a ser otro que intentar explicar los artículos más destacados de esa ley, y porque creo que ha sido llevada al TC, aparte de por ser catalana, tema en el que no quiero entrar en el presente artículo.

    La Ley catalana de cambio climático (texto íntegro en la web de la Generalitat de Catalunya) destaca a mi parecer por los siguientes puntos: presupuestos de carbono, nuevos impuestos y eco-etiquetaje.

    Presupuestos de carbono: cuota de emisiones de GEI asignada a una entidad, una organización o un territorio durante un determinado periodo. Son un mecanismo de planificación y seguimiento para la integración de los objetivos de esta ley en las políticas sectoriales. Se establecen por períodos de cinco años y se aprueban con una antelación de diez años. Se explican en el artículo 7 del redactado y su objetivo es crear límites más duros a los actuales dentro del Sistema Europeo de Emisiones (EU-ETS), sistema que se ha demostrado más que ineficaz y basado en las injustas leyes de mercado. Este artículo fue impugnado al TC porque, siempre según el Gobierno español, invade sus competencias de ordenación económica, energética y de protección del medio ambiente. Así a bote pronto, me parece que lo que invade en realidad son las pocas ganas que tiene el Gobierno del Reino de España de poner límites duros a los grandes emisores y, por lo tanto, contaminadores. Pero vaya, no me gustaría ser malpensado.

    Impuestos: hay tres grandes impuestos descritos en la Ley catalana de cambio climático, pero uno solo detallado y listo para entrar en vigor, el impuesto sobre emisiones de dióxido de carbono de vehículos de tracción mecánica. Lejos de ser perfecto (al no ser un impuesto ligado al kilometraje del vehículo puede ser considerado injusto), este fue una aproximación de consenso para tasar las emisiones contaminantes de los vehículos privados. El impuesto queda detallado en los artículos del 40 al 50 de la ley y también fue impugnado, exponiendo los mismos motivos que hemos visto para los presupuestos de carbono. Podría parecer así, que el Gobierno del Estado no tiene interés en solucionar los problemas de contaminación de las grandes ciudades. La recaudación de este impuesto iba a ser destinada al Fondo Climático, creado en esta misma ley, para subvencionar proyectos públicos y privados que ayuden a cumplir los ambiciosos objetivos planteados de adaptación y mitigación del cambio climático. Esto podría haber sido, por ejemplo, potenciar el transporte público catalán, del cual el Gobierno del Estado se desentendió hace tiempo, como hemos podido constatar con las quejas del Ayuntamiento de Barcelona. Los otros dos impuestos (actividades económicas y grandes barcos) no han sido impugnados ya que entraron en disposiciones finales de la ley y el propósito del Ejecutivo catalán es crear leyes específicas para ellos. De todas formas, viendo la gran ambición de estos dos impuestos, tocando de lleno al Puerto de Barcelona y a los grandes emisores de GEI industriales respectivamente, no les auguro un futuro diferente al de su hermano menor. El objetivo es claro, complementar un sistema de mercado (EU-ETS) con uno impositivo como ya se hace en Reino Unido para las emisiones de dióxido de carbono y empezar a tasar las emisiones NOx de cruceros y grandes barcos mercantes, un gravísimo problema particularmente en la ciudad de Barcelona debido a modelos de consumo y turismo globalizados, muy poco dados a respetar el derecho a un ambiente saludable.

    Eco-etiquetaje: evaluación de la huella de carbono de productos de consumo. Establecerá las bases para un sistema de evaluación de la huella de carbono de productos. Este sistema se desarrollará reglamentariamente para que los consumidores puedan decidir su consumo conociendo las emisiones que ha generado la producción y el transporte de un determinado bien. Los productos deben incorporar una evaluación de la huella de carbono visible en el etiquetado y el embalaje. Los resultados de la huella deben ser legibles y fácilmente visibles y deben desempeñar un mínimo del 10% de la superficie del etiquetado. Muy extrañamente, este artículo (Art. 56) no ha sido impugnado. Se les habrá olvidado.

    Aparte de estos, que son los puntos que yo considero cruciales para hacer de esta ley una de las más avanzadas de Europa, hay muchos más que han sido impugnados. Como por ejemplo el peligrosísimo artículo 2.2.e: establecer mecanismos que provean información objetiva y evaluable sobre todos los aspectos relacionados con el cambio climático, su evolución temporal y sus impactos. Crear conocimiento es algo que obviamente debe ser inconstitucional en cualquier Estado que se precie. Me extraña también que no hayan impugnado la creación de la Mesa Social del Cambio Climático, ya que también es horrible intentar que el tejido social catalán participe y opine sobre cómo se implementan las leyes.

    No lucháis solo contra el cambio climático, también lucháis contra un Estado con muy pocas ganas de cambiar un modelo productivo asesino y caníbal

    Todo esto, de forma muy resumida, solo pretende ser un aviso a navegantes. Es decir, un pequeño aviso para todas esas personas que vayan a participar en hacer enmiendas al proyecto de ley de cambio climático española y en particular al Foro del Clima. No lucháis solo contra el cambio climático, también lucháis contra un Estado con muy pocas ganas de cambiar un modelo productivo asesino y caníbal. Una ley de cambio climático sin nuevos impuestos que recauden dinero para potenciar una transición a un modelo que realmente minimice la fractura metabólica con la naturaleza, será solo un redactado de buenas intenciones, que es básicamente en lo que pretenden dejar la Ley catalana. No me parece que el Gobierno español actual tenga muchas ganas de aplicar el principio de quien contamina paga. De todas formas, por mi parte, todo mi apoyo al foro del clima, si consiguen una buena ley saldremos ganando todos. Y, finalmente, agradecer a Contra el Diluvio su iniciativa nacida en Twitter y mis mejores deseos para el futuro, me consta que a ellos si les cabreó el tema de la Ley de cambio climático catalana, no como a otros que van de progres, pero se han tragado de lleno la gran falacia de que el crecimiento infinito es posible en un planeta finito.

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  • ¿Cuánto dióxido de carbono podemos emitir? (Glen Peters)

    ¿Cuánto dióxido de carbono podemos emitir? (Glen Peters)

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    Modificado a partir del artículo de Glen Peters How much carbon dioxide can we emit?

    El punto de partida es el siguiente: la Madre Tierra se está calentando, y la acumulación de CO2 en la atmósfera es la responsable. Como dicen los expertos del 5º informe sobre el Cambio Climático (IPCC): “Las emisiones acumuladas de CO2 determinan en gran medida el calentamiento global de la superficie a finales del siglo XXI y en adelante”.

    Por tanto, a pesar de la complejidad del sistema climático, existe una relación bastante simple entre el aumento de la temperatura a largo plazo y la cantidad total de dióxido de carbono emitido. Entonces, uno podría pensar que podemos calcular cuánto CO2 podemos emitir para mantener la temperatura por debajo de cierto umbral. Es decir, ¿podemos calcular un presupuesto de cuánto carbono podemos emitir? La respuesta no está clara.

     

    El presupuesto de carbono (for dummies)

    El presupuesto de carbono se calcula considerando cuánto hemos emitido hasta el momento y cuánto podemos emitir todavía, con el objetivo de que el aumento de la temperatura global no sobrepase los 2ºC. A día de hoy, ya hemos emitido 2100 mil millones de toneladas. Como indican los expertos del IPCC, un presupuesto de carbono restante de alrededor de 800 mil millones de toneladas de CO2 limitaría el calentamiento humano total a menos de 2°C en relación con el período 1861-1880, con una probabilidad superior al 66%, como se muestra en la Figura 1. Si las emisiones continúan en el nivel de hoy, este presupuesto se habrá alcanzado totalmente en 20 años.

    Figura 1. Perspectivas del presupuesto de carbono: 1. Ya hemos emitido 2100 mil millones toneladas de CO2, y si emitimos 800 mil millones de toneladas más, entonces hay un 66% de probabilidad de que superemos los 2 ° C. 2. Habremos emitido este CO2 alrededor de 2040 a las actuales tasas de emisión. 3. Un concepto hermosamente simple, pero que es mucho más complejo en la realidad.

    ¡Quieto ahí, no es tan simple!

    Visto así, el concepto de presupuesto de carbono parece un concepto hermosamente simple. El presupuesto debería ser fácil de actualizar con cada nuevo año de emisiones y así rastrear la velocidad con que estamos consumiendo el presupuesto de carbono. ¿Correcto? El problema es que no hay un «único» presupuesto de carbono, como vemos en la Figura 2 hay muchos presupuestos de carbono igualmente defendibles. ¿Por qué? Veamos cómo y con qué herramientas se calculan estos presupuestos. A continuación vamos analizar los siguientes aspectos: temperatura y probabilidad, tipo de modelos y estimaciones de emisiones históricas.

     

    Figura 2: En el resumen del Informe de síntesis del IPCC, el resto del presupuesto de carbono es un mar de números. ¡Hay muchos presupuestos para elegir!

    1. Temperatura y probabilidad

    El concepto de presupuesto de carbono es probabilístico, dado que existen demasiadas incertidumbres en el sistema climático, el sistema socioeconómico e incluso en las emisiones emitidas históricamente. Por ello, el IPCC da los presupuestos de carbono con una probabilidad de 33%, 50% y 66% de permanecer por debajo de 1,5 °C, 2 °C y 3 °C.

    ¿Con cuál no quedamos? El IPCC se refiere generalmente a 2°C con una probabilidad del 66%, lo que es discutible que esté de acuerdo con el «muy por debajo de 2°C» mencionado en el acuerdo de París, pero por ahora, vamos a trabajar con 2°C con un 66% de posibilidades.

    1. Tipo de modelo

    Como se ha explicado en el texto sobre conocimientos básicos (ir a pág. 7)  los modelos son necesarios para reproducir el clima y plantear los posibles escenarios futuros. Sin embargo, hay una gran variedad entre los distintos tipos de modelos, desde modelos simples a modelos más complejos.

    Los modelos complejos son capaces de reproducir detalladamente los fenómenos que se producen en el sistema climático, desde el océano hasta las capas altas de la atmosfera, así como la evolución de las capas de hielo. Es decir,  describen muy detalladamente la evolución del clima. Estos modelos se inicializan en un año determinado y se dejan correr en el tiempo, de modo que reproducen la realidad observada y más allá en el tiempo. Normalmente estos modelos se inicializan más de una vez y cada vez que se corren dan resultados distintos, debido a la variabilidad interna de los propios modelos. Por tanto, podemos correr un modelo complejo 10 veces y obtener 10 simulaciones distintas, dando lugar a un conjunto de 10 simulaciones. Para cada modelo y conjunto el CO2 acumulado se estima en el momento en el que la temperatura “excede” un umbral dado (exceeding treshold), véase la Figura 3. Se calculan los resultados de múltiples modelos y conjuntos y se calculan las emisiones acumuladas de CO2 cuando el 33%, 50% o 66% de las combinaciones de conjuntos de modelos exceden el nivel de temperatura considerado. De modo que en estos modelos complejos la probabilidad refleja la variación entre modelos.

    Figura 3: Un ejemplo ilustrativo de cómo se pueden estimar los diferentes presupuestos. Es posible estimar emisiones acumuladas de CO2 para escenarios que superen un determinado umbral de temperatura (línea que sobrepasa los 2ºC) y escenarios que eviten el umbral (línea que no sobrepasa los 2ºC), con las estimaciones del presupuesto en el momento de la temperatura máxima.

     

    Los modelos simples (¡no tan simples!), en cambio, son modelos del sistema socioeconómico, principalmente del sistema energético, y se usan para analizar las trayectorias de mitigación. El resultado de los modelos son trayectorias de emisiones, a partir de las cuales se pueden estimar trayectorias de temperatura utilizando un modelo climático simple. Se puede estimar una respuesta de temperatura probabilística basada en las incertidumbres en el sistema climático (al 33%, 50%, 66% de probabilidad), pero esta es una incertidumbre bastante diferente a la que se usa en los modelos complejos. En los modelos simples el presupuesto de carbono se calcula a partir de las emisiones de CO2 acumuladas  y considerando que en todos los escenarios la temperatura máxima no alcanza el límite (por ejemplo, 2 °C). Puesto que los modelos funcionan con relativa rapidez, pueden estimar el presupuesto de carbono para múltiples escenarios diferentes, en lugar de para un solo escenario como hacen los modelos complejos.

    En resumen, como se observa en la Figura 3, los modelos complejos utilizan un solo escenario y un presupuesto de sobrepaso  y los modelos simples utilizan múltiples escenarios y un presupuesto de evitación. Los presupuestos de carbono de los modelos complejos y modelos simples son ambos correctos, pero nos dan información diferente. Por lo tanto, tiene sentido informar de ambos conjuntos de números. Un punto bastante técnico, pero no menos importante, es que la probabilidad en los modelos complejos y los modelos simples no es directamente comparable.

    1. Estimaciones históricas de emisiones

    Otro punto clave es establecer en qué valor fijamos las emisiones históricas. El IPCC da los presupuestos de carbono desde 1870 y desde 2011. A pesar de las incertidumbre, hay un valor relativamente aceptado para las emisiones históricas de CO2. Sin embargo, la forma en que los modelos complejos estiman las emisiones históricas complica las cosas.

    Los modelos complejos incluyen el ciclo del carbono, pero hay dos maneras principales de ejecutar estos modelos complejos: basados en la concentración, que utilizan las concentraciones atmosféricas como entrada, y basados en emisiones, que utilizan las emisiones de gases de efecto invernadero como entrada. Un cálculo basado en la concentración permite centrarse en el sistema climático sin incluir las complejidades del ciclo del carbono o la química atmosférica. Aun así, dado que el ciclo del carbono es una de las partes más inciertas del sistema climático, de cada modelo complejo se pueden obtener estimaciones bastante diferentes de las emisiones históricas. Esto se observa claramente en la Figura 2.

    Por ejemplo, para los modelos complejos y el caso del 66% y 2ºC (recuadros con línea continua en la Figura 2) la resta de emisiones acumuladas “desde 1870”  (2900 Gt) y “desde 2011” (1000 Gt) da lugar a emisiones históricas implícitas de 1900 mil millones de toneladas de CO2:

     2900 Gt (desde 1870) – 1000 Gt (desde 2011) = 1900 Gt

    En cambio, para el caso del 33% y 3ºC (recuadros con líneas discontinuas en la Figura 2), “desde 1870” (4850 Gt) y “desde 2011” (3250 Gt) la diferencia es de 1600 mil millones de toneladas de CO2:

     4850 Gt (desde 1870) – 3250 Gt (desde 2011) = 1600 Gt

    Por tanto, para los modelos complejos tenemos una amplia horquilla de valores. En pocas palabras, las emisiones históricas obtenidas de los modelos complejos son mucho más inciertas que las emisiones históricas que medimos. Los modelos simples no tienen este problema y todas las filas del cuadro resumen del IPCC (ver los recuadros con líneas punteadas en Figura 2) dan unas emisiones acumuladas de 1750 mil millones de toneladas de CO2 entre 1870 y 2011.

    Sin embargo, desde la publicación de este informe, nuestro conocimiento de las emisiones históricas ha cambiado y las últimas emisiones estimadas para el periodo 1870-2011 son ahora aproximadamente de 1880 mil millones de toneladas de CO2, alrededor de 100 mil millones de toneladas de CO2 más que las reportadas en 2014 por el IPCC para el mismo período. Además, durante el período 2012-2016, se han producido emisiones de alrededor de 200 mil millones de toneladas de CO2. Por tanto, las emisiones totales entre  1870 y 2016 son alrededor de 2080 mil millones de toneladas de CO2, redondeando obtenemos la cifra de 2100  mil millones de toneladas que dábamos al principio del texto.

    Quiero el último presupuesto de carbono del IPCC, ¿cómo lo estimo?

    El IPCC estima dos presupuestos distintos para dos períodos de tiempo diferentes (Figura 2). Yo recomendaría usar los presupuestos de carbono tanto de los modelos complejos como de los modelos simples. Utilizar la estimación del modelo complejo como estimación central, y la estimación del modelo simple como un rango. Debido a las complejidades y a las revisiones de las emisiones históricas, también recomiendo el uso de las emisiones acumuladas de CO2 a partir de 1870 y restar las últimas estimaciones de emisiones históricas de CO2 desde entonces. Por tanto, para un escenario de  2 °C con una probabilidad de 66%, hemos visto que las emisiones totales entre 1870 y 2016 son de 2100 mil millones de toneladas de CO2. La diferencia con respecto a 1870 para el caso de los modelos complejos da lugar a 800 mil millones de toneladas de CO2:

    2900 Gt (desde 1870) – 2100 Gt (emisiones entre 1870 y 2016) = 800 Gt

    Para los modelos simples, en cambio, tenemos un rango entre 450 y 1050 mil millones de toneladas de CO2:

    2550-3150 Gt (desde 1870)– 2100 Gt (emisiones entre 1870 y 2016)=450-1050Gt

    Todos estos números se redondean a los 500 mil millones de toneladas de CO2 más cercanos.

    Complejidades con los 1,5 °C

    Actualmente hay mucho interés en el presupuesto de carbono de 1,5 °C, especialmente desde el Acuerdo de París. El presupuesto de carbono restante para 1,5 °C de los modelos complejos varía dependiendo de los supuestos. Para un 50% de probabilidad a 1,5 °C, el presupuesto actualizado que se obtiene a partir de 1870 es de 150 mil millones de toneladas de CO2:

    2250 Gt (desde 1870) – 2100 Gt (emisiones entre 1870 y 2016) = 150 Gt

    Pero actualizado a partir de 2011 es de 350 mil millones de toneladas de CO2:

    550 Gt (desde 2011) – 200 Gt (emisiones entre 2011 y 2016) = 350 Gt

    El actual presupuesto de carbono de los modelos simples es de 200-250 mil millones de toneladas de CO2 desde 1870:

    2300-2350 Gt (desde 1870) – 2100 Gt (emisiones entre 1870 y 2016)=200-250 Gt

    O de 350-400 mil millones de toneladas de CO2 a partir de 2011:

    550-600 Gt (desde 2011) – 200 Gt (emisiones entre 2011 y 2016) = 350-400 Gt

    Por tanto, aun teniendo en cuenta la gran incertidumbre asociada con esta estimación, para un escenario de 1,5 °C con un 50%-66% de probabilidad, recomiendo 150 mil millones de toneladas de CO2.

    La moraleja de la historia

    La moraleja de la historia es que no hay un solo “presupuesto de carbono”. Sin embargo, el mensaje central del concepto de “presupuesto de carbono” es que las emisiones deben alcanzar un valor neto de cero (de lo contrario, el presupuesto seguirá creciendo). Que el presupuesto restante sea de 700, 800 o 900 mil millones de toneladas de CO2 es en gran medida irrelevante, ya que de cualquier manera, las emisiones deben ir a cero a un ritmo sin precedentes.

    De acuerdo con el IPCC «las reservas estimadas totales de depósitos de carbono fósil superan la cantidad restante con un factor de 4 a 7, habiendo recursos aún mayores». Las implicaciones son claras: no tenemos tiempo y no podemos usar todas las reservas conocidas de combustibles fósiles. Por tanto, los combustibles fósiles tendrán que permanecer bajo tierra, pero la cantidad que debe permanecer allí dependerá del presupuesto de carbono.

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